Ninguna lección,
aunque su verdad pueda fundarse superficialmente, es de valor real como
principio activo de la vida hasta que el corazón la haya aprendido por la
aspiración y la amargura, y la lección que el hombre debe aprender así, es que
lo que no beneficia a todos, no beneficia realmente a nadie. Durante cerca de
2000 años hemos convenido con los sabios en que debemos gobernar y obrar en
nuestra vida de acuerdo con la máxima "devolved bien por mal" . El
corazón pide benevolencia y amor, pero la Razón pide beligerancia y medidas
punitorias, si no como venganza, como medio de prevenir una repetición de
hostilidades. Este divorcio entre el corazón y la cabeza es el que impide el
crecimiento del verdadero sentimiento de Fraternidad Universal y la adopción de
las enseñanzas de Cristo: el Señor del Amor.
La mente es el foco a
través del cual percibe el Ego el mundo material. Como instrumento para la
adquisición del conocimiento en ese dominio, la mente es inestimable; pero
cuando se arroga el papel de dictador de la conducta del hombre para con el
hombre, sería igual como si los lentes dijeran al astrónomo que estuviera
fotografiando al Sol a través de un telescopio: "Estamos mal enfocados. No
estamos mirando bien al Sol. No creemos que sea bueno fotografiar al Sol;
preferimos que fotografies a Júpiter. Los rayos del Sol nos calientan demasiado
y pueden dañarnos".
Si el astrónomo
emplea su voluntad y enfoca el telescopio como desea, diciendo a los lentes que
solo se ocupen de transmitir los rayos que reciban, dejándole a él los
resultados, la obra se efectuará debidamente; pero si los lentes tuvieran una
voluntad más fuerte y el mecanismo del telescopio estuviera ligado a ellos, el
astrónomo se vería seriamente cohibido y tendría que luchar para mantener el
instrumento en debida forma, y el inevitable resultado sería que las imágenes
saldrían borrosas, pequeñas o de ningún valor.
Así sucede con el
Ego. Trabaja con un triple cuerpo, que gobierna o que debería gobernar a través
de la mente. Pero es triste decirlo: este cuerpo tiene una voluntad propia y es
ayudado muy a menudo por la mente, frustrando así los propósitos del Ego.
Esta "voluntad
inferior" antagónica es la expresión de la parte superior del cuerpo de
deseos. Cuando tuvo lugar la división del Sol, la Luna y la Tierra, la porción
más avanzada de la humanidad naciente experimentó una división en el cuerpo de
deseos, en dos partes: la superior y la inferior. El resto de la humanidad
sufrió una división semejante en la primera parte de la Época Atlante.
Esta parte superior
del cuerpo de deseos se convirtió en una especie de alma- animal. Construyó el
sistema nervioso cerebro-espinal y los músculos voluntarios, dominando por ese
medio la parte inferior del triple cuerpo hasta que el eslabón de la mente fue
agregado. Entonces la mente "se unió" a esa alma animal y se hizo
co-regente.
La mente está, pues,
limitada por los deseos; está sumergida en la egoísta naturaleza inferior,
haciendo difícil que el espíritu pueda gobernar el cuerpo. El foco, la mente,
que debería aliarse a la naturaleza superior, está unida a la naturaleza inferior:
esclava del deseo.
La ley de las
religiones de raza se dio para emancipar al intelecto del deseo. El "temor
de Dios" fue puesto frente a los "deseos de la carne". Sin
embargo, esto no bastaba para permitir el dominio del cuerpo, y asegurarse su cooperación
voluntaria. Fue necesario que el espíritu encontrara en el cuerpo otro punto de
apoyo, que no estuviera bajo el dominio del cuerpo de deseos. Todos los
músculos son expresiones del cuerpo de deseos y forman un camino directo hasta
el punto principal donde la mente traidora está pronta para reunirse al deseo y
reinar suprema.
Si los Estados Unidos
estuvieran en guerra con Francia no desembarcarían sus tropas en Inglaterra,
esperando así subyugar a Francia, sino que desembarcarían a sus soldados
directamente en Francia para que lucharan allí.
Como general sabio,
el Ego sigue una conducta análoga. No comienza su campaña adquiriendo dominio
sobre alguna de las glándulas, pues estas son expresiones del cuerpo vital y le
es imposible adquirir dominio sobre los músculos voluntarios que están muy bien
defendidos por el enemigo. El sistema muscular involuntario, que está bajo la
dirección del sistema nervioso simpático, sería también inútil para ese objeto.
El Ego debe conseguir un contacto más directo con el sistema nervioso
cerebro-espinal. Para hacer esto y conseguirse una base de operaciones en el
mismo campo enemigo, domina un músculo que es involuntario y que, no obstante,
está relacionado con el sistema nervioso voluntario. Tal músculo es el corazón.
Hemos ya hablado
anteriormente do las dos clases de músculos:voluntarios e involuntarios. Estos
últimos están estriados en sentido longitudinal y están relacionados con las
funciones que no están bajo el dominio de la voluntad, como la digestión,
respiración, excreción, etc. Los músculos voluntarios son los que están
dominados por la voluntad por medio del sistema nervioso voluntario, como los
músculos de la mano y de los brazos. Esos músculos están estriados
longitudinalmente y al través o cruzados. Lo indicado es cierto en todos los
músculos, menos el corazón, que es un músculo involuntario. Ordinariamente no
podemos dominar la circulación. En condiciones normales, la cantidad de latidos
del corazón es fija y, sin embargo, para confusión de los fisiólogos, el
corazón está también estriado de través, como si fuera un músculo voluntario.
Es el único órgano del cuerpo que exhibo esa peculiaridad; pero, como la
esfinge, rehusa dar una compensación que resuelva el enigma a los científicos
materialistas El ocultista puede encontrar fácilmente la contestación en la
memoria de la Naturaleza . De esa fu en te sabe que cuando el Ego buscó por vez
primera el hacerse fuerte en el corazón, éste estaba estriado sólo
longitudinalmente lo mismo que cualquier otro músculo involuntario; pero
conforme el Ego fue adquiriendo más y más dominio sobre el corazón, fueron
desarrollándose gradualmente las fibras cruzadas. No son ni tan numerosas ni
tan definidas como los músculos que están bajo el pleno dominio del cuerpo de
deseos; pero, conforme los principios altruísticos de amor y fraternidad vayan
vigorizándose, y cuando gradualmente sobrepasen a la razón, que está basada en
el deseo, esas fibras transversales se irán haciendo más y más numerosas y más
marcadas.
Como indicamos
anteriormente, el átomo-simiente del cuerpo denso está situado en el corazón,
al que abandona al ocurrir la muerte. La obra activa del Ego está en la sangre.
Ahora bien, si
exceptuamos a los pulmones, el corazón es el único órgano del cuerpo a través
del cual pasa la sangre en cada ciclo.
La sangre es la
expresión más elevada del cuerpo vital, porque nutre a todo el organismo
físico. Es también, en cierto sentido, el vehículo de la memoria subconsciente
que está en contacto con la memoria de la Naturaleza, situada en la división
más elevada de la Región Etérica. La sangre es la que lleva los recuerdos de la
vida de los antecesores a los descendientes durante generaciones cuando es una
sangre común, como la que se produce por la endogamia.
Hay en la cabeza tres
puntos, cada uno de los cuales es el asiento particular de cada uno de los tres
aspectos del espíritu (véase el diagrama 17), teniendo el segundo y tercer
aspectos puntos de sostén secundarios.
El cuerpo de deseos
es la expresión pervertida del Ego. Convierte la "individualidad" del
espíritu en "egoísmo".1 La individualidad no busca lo suyo a expensas
de los demás. El egoísmo busca la adquisición sin tener en cuenta a los demás.
El asiento del Espíritu Humano es primariamente la glándula pineal y
secundariamente el cerebro y el sistema cerebro-espinal, que domina a los
músculos voluntarios.
El amor y la unidad
en el Mundo del Espíritu de Vida encuentra su expresión material en el pasivo,
inerte e insensible esqueleto del cuerpo denso, que es el obediente instrumento
de los otros cuerpos, pero que tiene el poder de actuar por propia iniciativa.
El Espíritu Divino tiene su fortaleza en el impenetrable punto de la raíz de la
nariz.
En realidad, no hay
más que un solo espíritu: el Ego; pero, mirándolo desde el Mundo Físico, se
refracta en tres aspectos, que obran en la forma indicada.
Conforme la sangre
pasa por el corazón, ciclo tras ciclo, hora tras hora, toda la vida, graba los
recuerdos que lleva sobre los átomos- simientes, mientras están aquellos aún
frescos, haciendo así un archivo fidelísimo de la vida que se imprimirá después
indeleblemente sobre el alma en su existencia post -mortem. Está siempre en
estrecho contacto con el espíritu de vida, el espíritu del amor y de la unidad;
por lo tanto, el corazón es el foco del amor altruista.
Conforme esos
recuerdos pasan al Mundo del Espíritu de Vida, en el que se encuentra la
verdadera memoria de la Naturaleza, no pasan a través de los sentidos físicos
inferiores, sino directamente a través del cuarto éter contenido en el aire que
respiramos.
En el mundo del
Espíritu de Vida este espíritu puede ver mucho más claramente que en los mundos
más densos. En su elevado hogar está en contacto con la Sabiduría Cósmica, y en
cualquier situación sabe inmediatamente lo que hay que hacer y envía su mensaje
de acción hacia el corazón, que instantáneamente lo retransmite al cerebro por
medio del nervio pneumogástrico, resultando así las "primeras
impresiones", los impulsos intuitivos, que son siempre buenos, porque
emanan directamente de la fuente de la Sabiduría y del Amor Cósmicos.
Esto se efectúa tan
rápidamente que el corazón tiene tiempo de guiarlo antes de que la razón
inferior tenga tiempo "para considerar la situación", por así decirlo.
Se cree que el hombre "piensa en su corazón", y es cierto porque
"así es él". El hombre es inherentemente un espíritu virginal, bueno,
noble y verdadero en cualquier aspecto. Todo lo que no es bueno es de su
naturaleza inferior, que es la reflexión ilusoria del Ego. El espíritu virginal
está dando siempre sabios consejos. Si pudiéramos solamente seguir los impulsos
del corazón - el primer pensamiento - La Fraternidad Universal sería realizada
ahora mismo.
Pero éste es,
precisamente, el punto en el que comienzan las complicaciones. Después del buen
consejo dado por la primera impresión, el cerebro comienza a razonar, con el
resultado de que, en la gran mayoría de los casos, domina al corazón. El
telescopio arregla su propio foco y apunta adonde él quiere, a pesar del
astrónomo. La mente y el cuerpo de deseos frustran los designios del espíritu,
tomando ellos la dirección y, como carecen de la sabiduría del espíritu y el
cuerpo, sufren las consecuencias.
Los fisiólogos notan
que ciertas áreas del cerebro están dedicadas a determinadas actividades
mentales, y los frenólogos han llevado esa rama de la ciencia aún más allá.
Además se sabe que el pensamiento destruye tejidos nerviosos. Esto, así como
cualquier otro desgaste del cuerpo, es restaurado por la sangre. Cuando el
corazón se convierta en músculo voluntario, la circulación de la sangre quedará
completamente bajo el dominio del unificante espíritu de vida - el Espíritu del
Amor - , quien entonces tendrá el poder de impedir que la sangre afluya a esas
partes del cerebro dedicadas a propósitos egoístas, siendo que esos centros
mentales se irán atrofiando gradualmente.
Por otro lado, le
será posible a dicho espíritu el aumentar la sangre cuando las actividades
mentales son altruistas; y de esta manera restaurará y vigorizará esos centros,
así que a su debido tiempo la naturaleza pasional será conquistada y la mente
emancipada del deseo por el Amor. Unicamente mediante la completa emancipación,
por el Amor, podrá elevarse más allá de la ley y convertirse él mismo en una
ley. Habiéndose conquistado a sí mismo, conquistará entonces a todo el Mundo.
Las fibras
latitudinales del corazón pueden formarse mediante ciertos ejercicios bajo el
entrenamiento oculto; pero como algunos de esos ejercicios son peligrosos,
deben ser llevados a cabo únicamente bajo la dirección de un instructor
competente. Que ningún lector de esta obra pueda ser engañado por los
impostores habilidosos y deseosos de atraerse aspirantes, es nuestro deseo, y
para evitar eso volvemos a repetir muy seriamente que ningún verdadero
ocultista se alaba nunca, anunciando sus poderes ocultos, ni vende lecciones a
tanto cada una o a tanto el curso; ni consentirá jamás exhibiciones teatrales.
Su obra la realiza lo más discretamente posible y únicamente con el propósito
de ayudar legítimamente a los demás, sin pensar para nada en sí mismo.
Como dijimos al
principio de este capítulo, todas las personas deseosas del conocimiento
superior pueden tener la más absoluta confianza de que si lo buscan encontrarán
el camino abierto para llegar a él. El mismo Cristo preparó el camino para
"cualquiera que quisiera". El ayudará y bendecirá a todo investigador
verdadero, que esté deseoso de trabajar por la Fraternidad Universal.
Texto extraido del libro Concepto Rosacruz del Cosmos, de Max Heindel.