jueves, 3 de septiembre de 2015

El Evangelio de Qumrán

El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto ha beneficiado ampliamente el estudio del judaísmo del siglo I d. C. y del cristianismo primitivo. En 1947 varios pastores hallaron once cuevas en el wadi de Qumrán (cerca del mar Muerto) que estaban repletas de textos escritos entre 250 a. C y 68 d. C. Esa enorme masa documental provenía de la secta que había habitado ese monasterio rocoso, los esenios, grupo apocalíptico aislado en las orillas del mar Muerto. Esta secta separatista del judaísmo del segundo Templo se organizaba como un nuevo Israel y mantenía un fuerte rechazo al sacerdocio saduceo y al templo de Jerusalén (mancillados por las ocupaciones de las que fueron cómplices). La comunidad esenia estaba obsesionada por la ortopraxia (la práctica y la observancia ortodoxas correctas) sacerdotal y por las tendencias apocalípticas que se evidencian en sus textos. Se consideran los conflictos en torno al descubrimiento de los textos y las complicaciones metodológicas a la hora de tratar a ciertos manuscritos. Pero, fundamentalmente, se analiza que la doctrina cristiana presenta similitudes con escrituras antiguas de Qumran.
No se trata de decir que Cristo copió sus enseñanzas, más bien se delata la estrecha relación e influencia entre los orígenes del cristianismo con el judaísmo. Incluso hay teorías que colocan históricamente a "Juan el Bautista" (quien tuvo influencia en Jesús) como un discípulo de la comunidad de Qumran, los Evangelios dicen que pasó un tiempo considerable en el desierto cerca del área donde la comunidad Qumrán se localizaba.
¿Los años que se desconocen de la vida de Jesucristo ocultan que fue un estudiante o maestro en la comunidad de los Esenios en Qumrán?¿Cuáles son en concreto las diferencias entre Jesús y los esenios o los monjes de Qumrán? ¿Pudo pertenecer Jesús de Nazaret a la comunidad de Qumrán?
Todas estas interrogantes tratan de encontrar respuesta en esta obra, “El Evangelio de Qumrán”

Autor: Klein, Fernando
Formato: 15X21 cm.
Póginas: 276
ISBN: 978-84-95919-40-3
 
Más información en: http://www.editorialcreacion.com

sábado, 1 de agosto de 2015

El Cristianismo y la Reencarnación (2ª parte)

Continuando con el trabajo anterior, dejamos la segunda parte. Esperemos lo disfruteis.

El Cristianismo y la Reencarnación (2ª parte)

Las Trampas de Un Político Astuto
Lo que Justiniano hizo, fue forzar la aceptación de su decisión personal a lo que parece ser meramente una sesión de obispos que nunca fue realmente un concilio, ya que no contó ni con la presencia ni con la aprobación del Papa.
Después de todo, ¿qué obispo podría haberse opuesto a él y rehusarse a seguir sus órdenes?
Es a partir de entonces que la noción de la reencarnación desapareció del pensamiento cristiano en Europa y muchos creen, todavía hasta el día de hoy, que la no aceptación de la reencarnación es un verdadero dogma inspirado.
Todo por la decisión de… un emperador romano.
Es un hecho que algunas sectas Cristianas y escritores aceptaban la reencarnación como una extensión de las enseñanzas de Cristo. Orígenes de Alejandría, uno de los aclamados Padres de la Iglesia y descrito por San Gregorio como “el Príncipe de la enseñanza Cristiana en el tercer siglo”, escribió: “Cada alma viene a este mundo fortalecida por la victorias y debilitada por las derrotas de sus vidas anteriores”.
¿Por qué la Iglesia se esfuerza tanto en desacreditar la reencarnación? El impacto psicológico de la reencarnación puede ser la mejor explicación. Una persona que cree en la reencarnación asume responsabilidad por su propia evolución espiritual a través del renacer. El o ella no necesitan sacerdotes, confesionarios o rituales para evitar la maldición (ideas estas que por cierto no son parte de las enseñanzas de Jesús). Esa persona necesita solamente ocuparse de sus propios actos hacia el mismo y hacia los demás. Creer en la reencarnación elimina el miedo al infierno eterno que la Iglesia usa para disciplinar a su rebaño. En otras palabras, la reencarnación directamente socava la autoridad y el poder de la dogmática Iglesia. No es de extrañar entonces que la reencarnación ponga a los Defensores de La Fe tan nerviosos. La Iglesia estaba defendiendo en ese acto extravagante la doctrina del cielo y del infierno y las penas eternas porque centraba más poder en sus manos. Y de esa forma la reencarnación fue proscrita en un de los más graves equívocos cometidos por el Cristianismo.
En La Biblia existen suficientes referencias al fenómeno de la reencarnación las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel conocía el concepto e inclusive para algunas de sus sectas la reencarnación era parte esencial de sus creencias, especialmente en sectas como los Esenios y otras que practicaban la Cábala (Kabbalah). Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús en los Evangelios.
Veamos algunos ejemplos a continuación.
Durante el pasaje de la transfiguración Jesús dice a sus discípulos:
Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron.
De la misma manera va a sufrir el Hijo del Hombre a manos de ellos.
Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.
– Mateo 17:10-13, Marco 9:11-13, Lucas 9: 33
(Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías).
Jesús habla a sus discípulos sobre Juan el Bautista:
Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir.
El que tenga oídos, que oiga.
– Mateo 11:14-15
(Explícitamente declarando que Juan el Bautista es la reencarnación del profeta Elías).
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron: –Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
Ni él pecó, ni sus padres –respondió Jesús–, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida
– Juan 9:1-3
(Implicando que el hombre había vivido previamente antes de nacer ciego en la presente existencia).
Todos los que empuñen espada, a espada perecerán. (Mateo 26.52)
La Iglesia ha preferido infundir en nosotros el temor al infierno y a la condena eterna, antes que concedernos el conocimiento, indispensable para poder elegir y ser independientes de la obediencia ciega, o de las promesas de entrar en el Paraíso.
“Muchas otras cosas hay que hizo Jesús, que si se escribieran una por una, me parece que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir.”
Juan 21:25.
Se dice que la Biblia no enseña la Reencarnación porque en ella no está escrita esta enseñanza y por lo tanto no existe esa posibilidad. Jesucristo entregó su Enseñanza estratificada para el círculo interno y para el círculo externo, para lo público y para lo privado, como claramente lo destacan estos versículos bíblicos:
“No deis a los perros las cosas santas, ni echéis vuestras perlas a los cerdos.”
Mateo 7:6.
“Porque a vosotros se os ha dado conocer los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no se les ha dado…Por eso les hablo en parábolas, porque ellos viendo no miran y oyendo no escuchan, ni entienden.”
Mateo 13:11,13.
“Todas estas cosas las dijo Jesús en parábolas al pueblo y sin parábolas no les predicaba.”
Mateo 13:34,35.
“A vosotros se os ha concedido saber el misterio del reino de DIOS, pero a los que son extraños todo se les anuncia en parábolas.”
Marcos 4:11.
“Con muchas parábolas les predicaba la palabra, conforme a la capacidad de los oyentes y no les hablaba sin parábolas; bien es verdad que aparte se lo descifraba todo a sus discípulos.”
Marcos 4:33,34.
“A vosotros se os ha concedido entender el misterio del reino de DIOS, a los demás se les habla en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan.”
Lucas 8:10
A pesar del decreto del 553, la creencia en la reencarnación persistió entre los creyentes de fila. Hicieron falta otros mil años y mucho derramamiento de sangre para borrar completamente la idea. A principios del siglo trece, los Cataros, una devota e iluminada secta de Cristianos que creían en la reencarnación, florecieron en Italia y en sur de Francia. El
Papa lanzó una cruzada para detener semejante herejía, medio millón de personas fueron masacradas, villas completas de una sola vez, y los Cataros fueron totalmente barridos del mapa. Esta purga impuso el tono de la brutal Inquisición que comenzaría pronto. No solo la creencia en la reencarnación era causa de persecución, sino cualquier idea metafísica que cayera fuera del dogma de la Iglesia.
Hoy debido a la natural evolución humana y al despertar mental que actualmente sucede, despertar que no es igual para todos dado que hay almas con más y con menos experiencias, la mayoría aceptaría la reencarnación y otras verdades por inspiración y no por dogma.

Extraido de: https://caminoalagrandeza.wordpress.com/2010/04/03/el-cristianismo-y-la-reencarnacion-2da-parte/


domingo, 26 de julio de 2015

La Historia de La Conspiración contra La Reencarnación

En esta ocasión les dejo este artículo sobre la reencarnación y el cristianismo, muy interesante, de cómo esa idea aparece patente en las Sagradas Escrituras, así como en las tradicones de los cristianos primitivos y judios.

La Historia de La Conspiración contra La ReencarnaciónL CRISTIANISMO Y LA REENCARNACIÓN

Investigación

de

 Luis Padrón

Ayer estaba leyendo un artículo que decía que actualmente, el 40% de los católicos creen en la reencarnación, y debajo, estaba la reacción de un sacerdote diciendo que: “¡la reencarnación no es un concepto católico, y que cualquier católico que crea en la reencarnación, en realidad no lo es!”
Hace tiempo leí un libro sobre las “enmiendas” que ha sufrido el catolicismo y la biblia, entre las cuales decía que:
“la reencarnación formaba parte de las creencias de los cristianos originales”; pensando en esto, me conseguí este escrito en internet que me pareció muy interesante.
En ningún caso se trata de una crítica del catolicismo, sino de un estudio objetivo
Dentro del Cristianismo este concepto ha sido muy mal interpretado en muchas ocasiones, llegando hasta el punto de haber sido declarado anatema (herejía) en cierto momento histórico por razones políticas cuando el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. Esto ocurrió a pesar de que el concepto de la Reencarnación se encontraba claramente en La Biblia y era profesado por algunos padres de la Iglesia.
Afortunadamente, gracias a la investigación de muchos historiadores y al descubrimiento reciente de varios documentos históricos que revelan nuevas perspectivas sobre los orígenes del Cristianismo, hoy sabemos cómo, cuándo y por qué ocurrió este aparente desacuerdo entre la Teología Cristiana oficial y la doctrina de la Reencarnación.
Si la reencarnación era una idea en circulación entre los primeros Cristianos, ¿por qué ha desaparecido de la religión Cristiana tal y como la conocemos hoy?
Es difícil de creer, pero, ¡quien proscribió el concepto de reencarnación del Cristianismo fue… ¡un emperador romano! Y lo hizo por propósitos muy mundanos.
A principios del siglo cuarto, las más fuertes facciones Cristianas pugnaban unas con otras por influencia y poder, mientras que al mismo tiempo el Imperio Romano se desmoronaba.
En el año 325 DC., en una movida para tratar de renovar la unidad del imperio, el dictador absoluto Emperador Constantino convocó a los líderes de las facciones Cristianas en pugna al Concilio de Nicea.
El les ofreció lanzar todo su poder imperial a favor de los Cristianos si ellos resolvían sus diferencias y acordaban un credo único. Las decisiones que se hicieron en este concilio crearon la fundación de la Iglesia Católica Romana. (Al poco tiempo, los libros de la Biblia serian editados y ‘corregidos’ también).
A favor de la unidad, todas las creencias que entraran en conflicto con el nuevo credo  serian descartadas; en el proceso, las facciones y los escritos que soportaban la reencarnación, fueron desechados.
Aparentemente,  algunos Cristianos, continuaron creyendo en la reencarnación aún después del Concilio de Nicea, porque en el año 553 DC., la Iglesia tuvo la necesidad de enfrentar de nuevo el concepto de la reencarnación y condenarlo explícitamente.

En el Segundo Concilio de Constantinopla el concepto de la reencarnación, unido con otras ideas bajo el término “preexistencia del alma”, fue decretado como un crimen merecedor de la excomunión y condenación eterna (anatema).
Verás:
En el año 543 de la era presente, el Emperador Justiniano I (considerado por los historiadores como el último emperador romano), convocó un sínodo en Constantinopla, con el único propósito de condenar las enseñanzas de Orígenes sobre la doctrina de la reencarnación aunque el pretexto fue otro: Deliberar sobre los “Tres Capítulos” de las iglesias disidentes (consideradas por Justiniano como rebeldes y heréticas) que no se encontraban bajo el poder directo de Roma. Orígenes era en ese entonces, el más respetado y amado Padre de la Iglesia Cristiana original.
El Mandato Imperial contra el Papa
El concilio, conocido también como el Segundo Concilio Ecuménico fue presidido por Eutiquio, aspirante al patriarcado de Constantinopla, obviamente sujeto a Justiniano, y contó con la presencia de 165 obispos.
Pero el Papa Virgilio, cuya presencia había sido requerida por el Emperador, se opuso fuertemente al concilio y se refugió en una iglesia en Constantinopla, temeroso de la ira vengativa del malvado Emperador.
El Papa no estuvo presente en ninguna de las deliberaciones ni envió representante alguno y por lo tanto, jamás aceptó que la doctrina de la reencarnación fuera proscrita del credo cristiano.
El concilio, bajo el total control del Emperador y en la ausencia del Papa, elaboró una serie de anatemas; unos historiadores dicen que fueron 14 y otros que fueron 15, anatemas que fueron dirigidas intencionalmente en contra de las tres escuelas de pensamiento a las que calificaron como heréticas, cuyas creencias Justiniano veía como enemigas de sus intereses políticos y que tenían a Orígenes como su teólogo más respetado.
Dichos documentos fueron conocidos, a partir de entonces como “Los Tres Capítulos”. Dos de los anatemas elaborados por Justiniano, son los siguientes:
1. Quien dijese o pensase que las almas humanas pre-existían como espíritus y poderes santos pero que llegaron a saciándose de la visión de Dios se tornaron malas y que debido a esto el amor divino dentro de ellas se extinguió y de este modo se convirtieron en almas condenadas a ser encarnadas en cuerpos como castigo, sea anatema.
2. Quien dijese o pensase que el alma del Señor preexistía unida a Dios el Verbo antes de la Encarnación y su Concepción en la Virgen, sea anatema.
Muchos de los Padres de la Iglesia Cristiana aceptaban la enseñanza de lo que  llamaban, Cristianismo Esotérico (o Sabiduría Escondida) que defendía la verdad sobre la Reencarnación. Por ejemplo:
“No puse por escrito todo lo que pienso pues hay un cristianismo esotérico que no es para toda la gente.”
San Clemente de Alejandría
(150-220).
“El Alma vive más de una vez en cuerpos humanos, pero no puede
recordar sus experiencias anteriores.”
Diálogo con Trifo. Justino
Mártir (100-165).
Considerado el Padre de la Ciencia de la Iglesia, Orígenes (185-254) sostenía:
“La preexistencia del alma es inmaterial y por tanto sin principio ni
fin de su existencia. Las predicciones de los evangelios no pueden
haberse hecho con la intención de una interpretación literal. Hay un
progreso constante hacia la perfección. Todos los espíritus fueron
creados sin culpa y todos han de regresar, por fin, a su perfección
original. La educación de las almas continúa en mundos sucesivos.
El alma frecuentemente encarna y experimenta la muerte. Los cuerpos son como vasos para el alma, la cual gradualmente, vida tras vida debe ir llenándolos. Primero el vaso de barro, luego el de madera, después el de vidrio y por último los de plata y de oro.”
¡Es en este evento, presidido por un monarca y no por un religioso, que el cristianismo condena la idea de la reencarnación!
Pero el poder de Justiniano fue más que suficiente para hacer que su decisión personal de proscribir la reencarnación del canon cristiano prevaleciera por encima de las creencias del mismo Papa.
Los sucesores de Virgilio, incluyendo a Gregorio el Grande (590-604), aunque se ocuparon de diversos asuntos que surgieron a partir del Quinto Concilio, no mencionaban en lo absoluto nada acerca de los conceptos de Orígenes relativos a la doctrina de la reencarnación.
 Lo que Justiniano hizo, fue forzar la aceptación de su decisión personal a lo que parece ser meramente una sesión de obispos que nunca fue realmente un concilio, ya que no contó ni con la presencia ni con la aprobación del Papa.

Después de todo, ¿qué obispo podría haberse opuesto a él y rehusarse a seguir sus órdenes?
Es a partir de entonces, que la noción de la reencarnación, desapareció del pensamiento cristiano en Europa, y muchos creen todavía hasta el día de hoy, que la no aceptación de la reencarnación es un verdadero dogma inspirado.
¡Todo por la decisión de…un emperador romano!
Es un hecho que algunos grupos Cristianos y escritores, aceptaban la reencarnación como una extensión de las enseñanzas de Jesús de Nazareth.
Orígenes de Alejandría, uno de los aclamados Padres de la Iglesia y descrito por San Gregorio como “el Príncipe de la enseñanza Cristiana en el tercer siglo”, escribió:
“Cada alma viene a este mundo fortalecida por la victorias y debilitada por las derrotas de sus vidas anteriores”.
¿Por qué la Iglesia se esfuerza tanto en desacreditar la reencarnación?
El impacto psicológico de la reencarnación puede ser la mejor explicación.
1.-Una persona que cree en la reencarnación asume responsabilidad por su propia evolución espiritual a través del renacer.
2.-Él o ella no necesitan sacerdotes, confesionarios o rituales para evitar  “la maldición”  (ideas estas, que por cierto, no son parte de las enseñanzas de Jesús).
3.-Esa persona necesita solamente ocuparse y responsabilizarse de sus propios actos hacia él mismo y hacia los demás, es decir,  “hacia su prójimo”
4.-Creer en la reencarnación elimina el miedo al “infierno eterno”, concepto absolutamente inexistente; (La Eternidad Pertenece solo a Dios, ¡El bien Supremo!) También, creer en la reencarnación, elimina el aberrante concepto de, un “dios cruel vengativo y homicida creado por la ignorancia humana”, conceptos  que la Iglesia usa para disciplinar a su rebaño.
En otras palabras, la reencarnación directamente, socava la autoridad y el poder de la dogmática Iglesia.
No es de extrañar entonces que la reencarnación ponga a los Defensores de La Fe tan nerviosos.
La Iglesia estaba defendiendo en ese acto extravagante la doctrina del cielo y del infierno y las penas eternas porque, centraba más poder en sus manos.
Y de esa forma, la reencarnación fue proscrita, ¡en un de los más graves equívocos cometidos por el Cristianismo!
En La Biblia existen suficientes referencias al fenómeno de la reencarnación, las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel, conocía el concepto, e inclusive para algunos de sus grupos, la reencarnación era parte esencial de sus creencias, especialmente en grupo como los Esenios, y otros que practicaban la Cábala (Kabbalah).
 A pesar de que en los concilios referidos, se proscribió la reencarnación, “borrándola de la biblia”, hay muchos pasajes bíblicos que hablan de reencarnación.
Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús en los Evangelios.
Veamos algunos ejemplos a continuación.
Durante el pasaje de la transfiguración Jesús dice a sus discípulos:
“Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del Hombre a manos de ellos. Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista”.
(Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías).
-Mateo 17:10-13, Marco 9:11-13, Lucas 9: 33
Jesús habla a sus discípulos sobre Juan el Bautista:
“Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir. El que tenga oídos, que oiga”.
(Explícitamente declarando que Juan el Bautista es la reencarnación del profeta Elías).
-Mateo 11:14-15
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
 –“Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? Ni él pecó, ni sus padres –respondió Jesús–, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
(Implicando que el hombre había vivido previamente,  antes de nacer ciego en la presente existencia).
- Juan 9:1-3
“Todos los que empuñen espada, a espada perecerán”.
 (Mateo 26.52).
La Iglesia ha preferido infundir en nosotros el temor al “infierno eterno” y a “la condena eterna”, ¡antes que concedernos el conocimiento, indispensable para poder elegir y ser independientes de la obediencia ciega, o de las promesas de entrar en el Paraíso!
“Muchas otras cosas hay que hizo Jesús, que si se escribieran una por una, me parece que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir.”
Juan 21:25.
Se dice que la Biblia no enseña la Reencarnación porque en ella no está escrita esta enseñanza y por lo tanto no existe esa posibilidad.
Pero, esta afirmación ignora el hecho de que: en los concilios referidos más arriba, se proscribió la reencarnación, “borrándola de la biblia”.
Además, Jesucristo entregó su Enseñanza estratificada para el círculo interno y para el círculo externo, para lo público y para lo privado, como claramente lo destacan estos versículos bíblicos:
“No deis a los perros las cosas santas, ni echéis vuestras perlas a los cerdos.”
Mateo 7:6.
“Porque a vosotros se os ha dado conocer los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no se les ha dado…Por eso les hablo en parábolas, porque ellos viendo no miran y oyendo no escuchan, ni entienden.”
Mateo 13:11,13.
“Todas estas cosas las dijo Jesús en parábolas al pueblo y sin parábolas no les predicaba.”
Mateo 13:34,35.
“A vosotros se os ha concedido saber el misterio del reino de DIOS, pero a los que son extraños todo se les anuncia en parábolas.”
Marcos 4:11.
“Con muchas parábolas les predicaba la palabra, conforme a la capacidad de los oyentes y no les hablaba sin parábolas; bien es verdad que aparte se lo descifraba todo a sus discípulos.”
Marcos 4:33,34.
“A vosotros se os ha concedido entender el misterio del reino de DIOS, a los demás se les habla en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan.”
Lucas 8:10
A pesar del decreto del 553, la creencia en la reencarnación persistió entre los creyentes de fila. ¡Hicieron falta otros mil años y mucho derramamiento de sangre para borrar completamente el concepto!
A principios del siglo trece, (1200) los Cataros, una devota e iluminada secta de cristianos que creían en la reencarnación, florecieron en Italia y en sur de Francia.
 El Papa lanzó una cruzada para detener  “semejante herejía”,  ¡medio millón de personas fueron masacradas, villas completas de una sola vez, y los Cataros fueron totalmente barridos del mapa!
Esta purga impuso el tono de la brutal Inquisición que comenzaría pronto. No solo la creencia en la reencarnación era causa de persecución, sino, cualquier idea metafísica que cayera fuera del dogma de la Iglesia.
HOY, DEBIDO A LA NATURAL EVOLUCIÓN HUMANA Y AL DESPERTAR MENTAL QUE ACTUALMENTE SUCEDE, DESPERTAR QUE NO ES IGUAL PARA TODOS, DADO QUE HAY ALMAS CON MÁS Y CON MENOS EXPERIENCIAS, LA MAYORÍA ACEPTA LA REENCARNACIÓN Y OTRAS VERDADES, PERO…  POR INSPIRACIÓN Y NO POR DOGMA.

jueves, 26 de marzo de 2015

Libro: Masones que cambiaron la historia

Perseguida por la mayoría de las dictaduras, apreciada por las democracias, alabada y admirada por las mentes librepensadoras, difamada por fanáticos y sectarios, la masonería se define como una asociación universal que se propone el mejoramiento personal a través del método filosófico e iniciático para perfeccionar la sociedad. Tal vez por ello, son muchos los masones que a lo largo de los siglos han ejercido una enorme influencia en el devenir de la historia de la humanidad. Les debemos una participación protagonista en acontecimientos tales como las primeras declaraciones de derechos, la lucha contra la esclavitud, el sufragio universal, el parlamentarismo, la Ilustración, en hitos científicos como la moderna neurología o el descubrimiento de la penicilina, o en creación de organizaciones como la Cruz Roja, la Sociedad de Naciones o la Unión Europea. En estas páginas encontrará una semblanza, desde la perspectiva masónica, de algunos de sus miembros más destacados, como Alexander Fleming, Winston Churchill, Santiago Ramón y Cajal, Simón Bolívar, José de San Martín, Benito Juárez, George Washington, Franklin D. Roosevelt, Mozart o Antonio Machado, entre otros, que contribuyeron a construir una sociedad más justa y un mundo mejor dejando en la historia una huella indeleble. ¿De qué modo influyó la masonería en sus vidas? ¿Qué importancia tuvieron las enseñanzas masónicas en sus trayectorias políticas, artísticas o científicas? Descúbralo en esta obra, que posiblemente le hará concebir la masonería desde un punto de vista más justo y riguroso.

Más información: www.edaf.net
 

martes, 10 de marzo de 2015

Martinez de Pasqually, su doctrina y su Obra

Martines de Pasqually (1710?-1774) fue y sigue siendo todo un enigma, a pesar de las indagaciones de historiadores como René Le Forestier (1858-1951), Gérad Van Rijnberk (1875-1953) o Robert Amadou (1924-2006). Este hombre misterioso se presentó en las Logias masónicas del sur de Francia hacia 1754, época en la que proliferaban todo tipo de altos grados masónicos en medio de una singular anarquía, dando a conocer así su misión: “Sólo soy un simple instrumento del  que Dios ha querido, indigno como soy, servirse, para recordar a los hombres, mis semejantes, su primer estado de masón, a fin de hacerles ver con certeza que ellos son realmente hombres-Dios, creados a imagen y semejanza de este ser todo-poderoso”.
 
   Martines se dice depositario de una doctrina y de un sistema teúrgico con los que pretende restaurar la masonería de su época a la que consideraba como apócrifa y de una autenticidad dudosa. Esta misión se plasmaría en su obra que no es otra que la fundación de la Orden de los Caballeros Masones Élus Cohens del Universo, constituyendo una sociedad iniciática mística, estructurada según un sistema teosófico muy particular, pues la mística de Martines no es una mera especulación, sino que conduce a una práctica. Esta práctica se apoya en una magia divina, una teúrgia (del griego theos, Dios, y ergon, obra: la obra de Dios), que se propone conducir al hombre, por purificaciones sucesivas, a entrar en comunicación con el mundo de los espíritus. En primer lugar con el ángel personal del iniciado, su “compañero fiel”, después con los espíritus de los mundos superiores (“agentes intermediarios” o ángeles fieles a Dios), para conducirle finalmente a tener la experiencia de lo que él nombra misteriosamente como “la Cosa”, el Innombrable, procurando la unión mística del operador con Dios a través del Cristo glorioso. Esta ascesis espiritual es acompañada en todo momento por una doctrina precisa, la de la “Reintegración de los seres en sus primeras propiedades, virtudes y potencias espirituales divinas”, título de su Tratado que constituía una instrucción reservada a sus discípulos más avanzados.
   A pesar del tiempo transcurrido y de los grandes obstáculos de continuidad, Martines de Pasqually y su obra, la Orden de los Élus Cohens, siguen siendo actualidad y suscitan el mayor interés en el ámbito iniciático. Prueba de ello es el Coloquio celebrado recientemente (18 y 19 de Septiembre de 2010) en Marsella por Serge Caillet con motivo de la celebración del tricentenario de Martines de Pasqually al que asistieron más de doscientas personas de varios países y una decena de ponentes especialistas en la materia.
   Martines se ha convertido en una figura fundamental del iluminismo, marcando para siempre el siglo XVIII y proyectando su influencia hasta nuestros días. Maestro espiritual de Louis-Claude de Saint-Martin y de Jean-Baptiste Willermoz, entre otros, su doctrina ha fecundado corrientes diversas dentro del mundo iniciático como el Régimen Escocés Rectificado y las diversas ramas de las Órdenes Martinistas modernas a través de la obra de Saint-Martin. A partir de 1.943, resurge también un movimiento neo-Cohen que intenta despertar el cuerpo, el alma y el espíritu de la obra del Maestro y que se mantiene muy activo.
  Desde el Grupo de Estudios Martinistas & Martinezistas de España (G.E.I.M.M.E.), hemos venido presentando en los Boletines Informativos diversos artículos sobre la historia de la Obra de Martines y su doctrina. En la presente obra hemos reunido lo publicado hasta la fecha, añadiendo otros documentos de interés, para facilitar al buscador (hombre de Deseo) un volumen que le abra la puerta al estudio y comprensión de este misterio vivo. Dada la escasa o nula bibliografía existente en idioma castellano, creemos que este esfuerzo será agradecido por todos los hispanohablantes, y esperamos en un futuro seguir ampliando nuestro fondo documental.
Extraido de: http://geimme.blogspot.com.es/

sábado, 7 de marzo de 2015

El Poder del Pensamiento

El pensamiento puede que sea uno de los factores más importantes, aunque menos comprendidos, en la evolución. El proceso del pensamiento, si es que la gente lo toma siquiera en consideración, es generalmente juzgado como un asunto netamente privado, teniendo solamente una relación momentánea sobre uno mismo. Están propensos a estar completamente inconscientes de las complicadas ramificaciones y consecuencias, aun de los que parecen ser insignificantes pensamientos, formados en sus mentes.
Para ilustrar la importancia del pensamiento, las Enseñanzas de la Sabiduría Occidental nos dicen que todo lo que existe en el universo fue primeramente un pensamiento. El Nuevo Testamento, originalmente escrito en griego, usa la palabra "logos" que quiere decir "palabra" y el pensamiento que precede a la palabra. La palabra puede ser considerada la forma manifestada del pensamiento -- un sonido que construye todas las formas y, de acuerdo al conocimiento oculto, los incorpora. El hombre, evolucionando como un Dios en potencia, posee las facultades latentes de la creación. En la actualidad él está aprendiendo a crear; tiene la capacidad de pensar y puede expresar sus pensamientos. Cuando no está capacitado de llevar a cabo sus ideas él mismo, puede valerse de otros a través de su habla. Al continuar la evolución, finalmente vendrá el tiempo en que él podrá crear directamente por la palabra emitida de su laringe espiritualizada. Enseñanza, a través de una serie de encarnaciones físicas, es necesario para que no haga errores. El hombre no está todavía desarrollado espiritualmente y, si ahora estuviera capacitado de crear directamente por la palabra, sus creaciones serían imperfectas y perjudiciales.
La gran mayoría de la gente han formado el hábito de escuchar apáticamente, lo cual los hace incapaces de sostener cualquier tema hasta que esté cuidadosamente dominado. Aunque los pensamientos que pasan por la mente pueden ser buenos, malos o indiferentes --en la mayoría de casos lo último-- la mente generalmente no se agarra suficientemente a ninguna de ellas como para percatarse de su naturaleza. El control del pensamiento es frecuentemente muy difícil de alcanzar. No obstante, una vez alcanzado, el poseedor tiene en su mano la llave del éxito en cualquier rama de actividad que quiera seguir.
La fuerza del pensamiento es el medio más poderoso para conseguir el conocimiento. Si está concentrada sobre un objeto, se abrirá paso a través de cualquier obstáculo y resuelve el problema. Si la requerida cantidad de fuerza de pensamiento es ejercitada, no existe nada que esté más allá del poder de la comprensión humana. Mientras la desparramamos, la fuerza del pensamiento nos es de pocco valor, pero en cuanto estemos preparados para tomarnos el trabajo de domarla, todo conocimiento es nuestro. Siendo el pensamiento nuestro poder principal, tenemos que aprender tener absoluto poder sobre el, a fin de lo que producimos no sea una ilusión inducida por condiciones externas, pero imaginación real generada por el Espíritu interno.
Esta es una razón por la cual se exhorta a los estudiantes de las Enseñanzas Rosacruces de realizar diariamente los ejercicios de concentración, regularmente y con persistencia. Se les enseña a fijar sus mentes inquebrantablemente sobre un solo objeto, permaneciendo tan absorbidos en el mismo que todo lo demás es borrado de la conciencia. Una vez que el estudiante ha aprendido a hacer esto, es capaz de ver el lado espiritual de un objeto o idea iluminado por la luz espiritual, y así obtiene un conocimiento de la naturaleza interior de cosas ni soñadas por el hombre mundano. Hablamos de pensamientos como si fueran concebidos por la mente, pero así como ambos padres son necesarios para la generación de un niño, así también son necesario la idea y la mente antes de que un pensamiento pueda ser concebido. Las ideas son generadas por un Ego humano en la substancia espiritual de los mundos internos. Esta idea es proyectada sobre la mente receptiva, dando nacimiento a un pensamiento. Así que, cuando cada idea se reviste de una forma hecha de material mental, se convierte entonces en un pensamiento, tan visible para la visión interna de un clarividente suficientemente desarrollado, como un niño lo es para sus padres.
De esta manera vemos que ideas son pensamientos embrionarios, núcleos de substancia espíritual de los mundos internos. Concebidos inadecuadamente en una mente enferma, se hacen extravagantes y engañosos, pero si son gestados en una mente sana y formados en pensamientos racionales, son la base de todo progreso material, moral y mental.
No obstante, en el presente, la mente no está enfocada en una forma tal que la capacita de dar una imagen clara y verdadera de lo que el Espíritu imagina. No está apuntada en una sola dirección. Da una imagen brumosa y nublada. De aquí la necesidad de demostrar la inconveniencia de la primera consideración, y de originar nuevas imágenes e ideas hasta que la imagen producida por el Espíritu en substancia mental haya sido reproducida en substancia física.
En el mejor de los casos somos capaces de hacer pasar por la mente sólo aquellas imágenes que tienen que ver con la forma, porque la mente humana no fue empezada hasta el presente Período Terrestre de nuestra evolución y, por consiguiente, está ahora en su etapa de forma o "mineral". Así que, en nuestros funcionamientos, estamos confinados a formas y minerales. Podemos imaginar maneras de trabajar confinados a formas y minerales. Podemos imaginar maneras de trabajar con las formas minerales de los tres reinos inferiores, pero podemos hacer poco o nada con cuerpos vivientes. Ciertamente podemos injertar ramas vivas en árboles vivos, o una parte viva de un animal u hombre en otra parte viva, pero no es vida con la que estamos trabajando; es solamente forma. Creamos diferentes condiciones, pero la vida que ya está habitando la forma continúa haciéndolo todavía. Crear vida está más allá del poder humano hasta que su mente se despierte.
Mucha gente cree que todo lo que existe es el resultado de otra cosa, y no dan consideraciones a la posibilidad de otra formación nueva, original. Aquellos que estudian la vida, por lo general hablan solamente de involución y evolución; aquellos que estudian la forma, o sea los científicos modernos, se preocupan únicamente con la evolución. Los más avanzados entre ellos, no obstante, están ahora comenzando a encontrar otro factor, que han llamado epigénesis, el impulso creativo. Y en 1757, Caspar Wolff publicó su "Theorea Generationis", en la que demostró que en el desarrollo del óvulo hay una serie de nuevas formaciones sin dar señales en absoluto de lo que había precedido. En las formas de vida inferiores, donde los cambios son rápidos, la epigénesis puede ser demostrada bajo un microscopio.
Desde que la mente fue dada al hombre, este impulso original creativo, epigénesis, ha sido la causa de todo nuestro desarrollo. Es verdad que nosotros construimos sobre aquello que ya ha sido creado. No obstante hay también algo que es nuevo, debido a la creatividad del Espíritu. De esta manera llegamos a ser creadores. Si solamente imitamos lo que ha sido presentado por Dios para nosotros, jamás sería posible para nosotros llegar a ser inteligencias creativas -- seríamos simples imitadores. Y, repetimos, es pensamiento lo que está detrás de todo lo que es creado a través de epigénesis.
Hemos sido colocados en este mundo físico para que podamos aprender a pensar correctamente y desarrollar epigénesis en forma constructiva. Por ejemplo, tomemos el caso de un inventor quien tiene una idea. La idea no es todavía un pensamiento, es una repentina noción que todavía no ha tomado forma. Gradualmente, no en su pensamiento, y ante su visión mental esa máquina aparece con sus ruedas girando para un lado u otro, como sea necesario para efectuar el trabajo requerido. Entonces comienza a dibujar los planos para la máquina, y aun en esta etapa verá probablemente que probablemente modificaciones serán necesarias. De esta manera ya vemos que las condiciones físicas indican al inventor donde su pensamiento no estaba correcto. Cuando construye la máquina con el material apropiado para la ejecución del trabajo, más modificaciones serán generalmente necesarias. Tal vez tenga que descartar la primera máquina y construir una enteramente diferente. Por eso las condiciones físicas concretas le han capacitado para descubrir el defecto en su razonamiento; le obligan a hacer las necesarias modificaciones en su pensamiento original para conseguir una máquina que hará el trabajo.
En asuntos comerciales o filantrópicos, el mismo principio sirve. Si nuestras ideas concernientes a los diversos asuntos de la vida están equivocadas, serán corregidas cuando son aplicadas para el uso práctico. Por lo tanto, es absolutamente necesario que moremos en este mundo físico y aprendamos a manejar el poder del pensamiento -- un poder mantenido en la actualidad bajo control, hasta cierto punto, por nuestras condiciones materiales.
Para ilustrar la importancia del pensamiento, mencionemos que todo lo que está en este mundo y que ha sido hecho por la mano del hombre, es pensamiento cristalizado: las sillas sobre las que nos sentamos, las casas en que vivimos, las diversas comodidades que usamos -- todas ellas fueron alguna vez un pensamiento en la mente del hombre. Si no hubiese sido por aquel pensamiento, el objeto jamás hubiera aparecido. De manera similar, los árboles, las flores, las montañas, y los mares son las ideas-formas cristalizadas de las Fuerzas de la Naturaleza.
En este mundo estamos impulsados a investigar y estudiar una cosa antes de conocerla. No obstante, investigadores ocultos que han sido capaces de funcionar en uno de los mundos espirituales, llamado el Mundo del Pensamiento, descubren que es diferente allá. Cuando deseamos saber algo sobre cualquier cosa en particular allá, dirigimos nuestra atención hacia él y el objeto nos habla, por decirlo así. El sonido que emite, en seguida da una comprensión luminosa de cada fase de su naturaleza. Obtenemos la comprensión de su historia pasada; la historia completa de su desenvolvimiento nos es revelada y pareciera como si hubiéramos vivido juntos, a través de todas esas experiencias, con ese objeto que estamos investigando. Toda esta información, no obstante, nos envuelve con enorme rapidez en un momento, de manera que no tiene ni comienzo ni fin. En el Mundo del Pensamiento todo es un gran AHORA, y el tiempo no existe.
Por lo tanto, cuando queremos usar esta información arquetípica en nuestro Mundo Físico, tenemos que desenredarla y arreglarla en orden cronológico con comienzo y final, antes de que se haga inteligible para seres que viven en un reino donde el tiempo es un factor principal. Esta nueva adaptación es una tarea de lo más difícil, ya que todas las palabras están creadas de acuerdo con las tres dimensiones del espacio y la evanescente unidad de tiempo; asi qué, mucha de esa información permanece inutilizable.
Mucha gente se conforma con que tenemos el derecho de pensar lo que queremos, y que pensamientos malvados, si no son convertidos en acciones malvadas, no son perjudiciales. Esto está lejos de la verdad, ya que el poder de pensamientos malvados, igual que el poder de pensamientos buenos y beneficiosos, es ciertamente grande. Durante el transcurso de los siglos, por ejemplo, los malos pensamientos del hombre como el miedo y el odio, se cristalizaron en lo que conocemos como bacilos. Los bacilos de las enfermedades infecciosas son principalmente la expresión del miedo y del odio y, por consiguiente, ellos son también vencidos por la fuerza opuesta -- el valor. Si nos ponemos en contacto con una persona infectada con una enfermedad contagiosa y estamos con miedo y temblando, atraemos sin duda los microbios venenosos. Si, por otro lado, nos acercamos a dicha persona con una actitud completamente audaz, no nos afectará la infección; muy en especial si estamos impulsados por el amor.
En el Sermón de la Montaña, Cristo-Jesús nos dice que "el hombre que ha mirado con deseo a una mujer, en realidad ya cometió adulterio". Si nos damos cuenta que "como un hombre piensa en su corazón, así es él", tendremos un concepto mucho más claro de la vida, que si tomamos en consideración sólo los hechos del hombre. Cada acto es el resultado de un pensamiento previo, pero no necesariamente el pensamiento de la persona cometiendo el acto.
Si un diapasón es golpeado y otro diapasón del mismo tono está en la cercanía, el segundo va a sonar en concordancia con el primero. Del mismo modo, si concebimos un pensamiento y otra persona en nuestra cercanía ha estado pensando de la misma manera, nuestros pensamientos se funden con la naturaleza del pensamiento.
Si formamos parte de un jurado y vemos el criminal, consideramos solamente el hecho; no tenemos conocimiento del pensamiento que lo impulsó. Si hemos estado en el hábito de pensar mal, pensamientos malvados en contra de alguien, esos pensamientos pueden haber atraído al criminal. Considerando el principio de que una solución saturada de sal requiere solamente un cristal para hacerla solidificar, así mismo, si un hombre tiene saturado su cerebro con pensamientos de asesinato, el pensamiento de homicidio que emite otra persona puede resultar en ser la última gota que hace rebasar la copa, destruyendo la última barrera que hubiera evitado que el asesino cometiera su acto de maldad.
Por consiguiente, nuestros pensamientos son de una importancia mucho mayor que nuestros actos. Si siempre pensamos bien, actuaremos siempre bien. Nadie puede enviar pensamientos de amor a sus semejantes, o proyectar como ayudarlos espiritualmente, mentalmente o físicamente, sin poner esos pensamientos también en práctica. Si cultivamos tales pensamientos, pronto encontraremos que la alegría se propagará alrededor de nosotros; nos daremos cuenta que la gente nos recibirá con el mismo espíritu que emitimos nosotros.
Así que, si vemos maldad y bajeza en la gente con que nos encontramos, haríamos bien en averiguar si no somos nosotros mismos los causantes que emanamos esa clase de acciones. El individuo que es malvado y mezquino él mismo, irradia esos sentimientos y con quienquiera que él se encuentre, le va a parecer malo, porque sus propios pensamientos habrán causado algo con idéntico sonido para que vibre en la otra persona.
Por otra parte, si cultivamos una actitud serena y pensamientos que están libres de codicias y que son francamente honestos y serviciales, extraemos lo mejor de las personas. Por consiguiente, tengamos presente que no es hasta que hayamos cultivado las mejores cualidades en nosotros mismos, que podemos esperar de encontrarlas en los demás. Por eso somos de lo más responsables de nuestros pensamientos. Ciertamente somos los guardianes de nuestros hermanos, porque tal como pensamos cuando los encontramos, así aparecemos ante ellos y ellos reflejan nuestra actitud. Si queremos conseguir ayuda para cultivar mejores cualidades, busquemos la compañía de personas que ya son buenas, porque su actutud mental nos será de gran ayuda para suscitar nuestras propias cualidades más finas.
No siempre parece fácil quitarse una idea mala de la cabeza, y la mayoría de nosotros no puede evitar encontrarse con gente o situaciones que suscitan pensamientos negativos. Pero hay una simple manera de descartar tales ideas no deseadas, sin tener que "combatirlas" en absoluto.
Tanto la atracción como la aversión tienden a atraer un pensamiento o una idea hacia nosotros. Además la fuerza del pensamiento que emitimos para combatir pensamientos malos, los mantiene con vida y nos los trae a la mente con más frecuencia, en la misma forma como el litigar puede causar a una persona que aborrecemos a asecharnos por rencor. Por consecuente, en vez de pelear, adoptemos la táctica de la indiferencia. Si viramos la cabeza hacia otro lado al encontrarnos con una persona que no nos agrada, pronto se cansará en seguirnos. A base de este mismo principio, si nos apartamos con indiferencia cuando pensamientos malos llegan a nuestra mente y la aplicamos a algo que es bueno y noble, descubriremos en poco tiempo que estamos libres de malos pensamientos y tenemos solamente los buenos que queremos atender.
De esta manera vemos cuán trascendental y poderoso el pensamiento realmente es. Todas las cosas, sean para el bien o para el mal, pueden ejecutarse con él. Ciertamente el poder del pensamiento es una de las fuerzas más grandes conocidas por el hombre. Solamente cuando la humanidad llega a comprender la verdadera naturaleza y el uso apropiado de esta fuerza divina, puede liberarse de los grilletes del materialismo y continuar por el sendero ascendente hasta convertirse en un Ser Creativo consciente de sí mismo.

Extraido de: http://www.rosicrucian.com/foreign/framespa00.html

domingo, 8 de febrero de 2015

EL SANTO ARCO REAL DE JERUSALÉN

El Paraíso Perdido


No deja de ser un hecho llamativo el desconocimiento generalizado que existe entre los Masones respecto a la naturaleza de la Iniciación. Es muy común que cada uno considere la Iniciación según su propia opinión y que apliquemos el término Iniciación a cualquier cosa, desde el conocimiento de una técnica comercial hasta ciertas experiencias de la vida, pasando por cosas tan alejadas de la Iniciación en sí como adoptar una cierta actitud política. Sin duda la palabra «iniciación» goza de diferentes acepciones en el diccionario de la Real Academia Española, pero la Masonería, como el resto de órdenes iniciáticas, no fue establecida para mantener unas enseñanzas insípidas que, aun siendo necesarias, no necesitan en absoluto de una orden iniciática. La razón de ser de una orden iniciática es infinitamente más ambiciosa y estremecedora.

La Iniciación existe porque el alma disfrutó una vez de una existencia dichosa en el Paraíso; pero, por algún acontecimiento infausto, fue expulsada de él, viéndose precipitada a este mundo de oscuridad y materia. Desde entonces, el alma deplora su estado caído y anhela recuperar la felicidad perdida. En el contexto judeocristiano este suceso lo conocemos como «La Caída del Hombre».

Sin embargo, la tradición hebrea no fue capaz de desarrollar lo suficientemente la naturaleza de esa caída. No describió cómo aconteció, ni en qué consistió. El resultado más evidente de esto es que, en la tradición occidental, hemos desarrollado una extensa y minuciosa teología respecto a lo que acontece tras la muerte, pero nunca se ha planteado de manera realmente seria qué es lo que acontece antes del nacimiento.



La Expulsión del Edén, de Miguel Ángel.


No obstante, lo habitual en las doctrinas mistéricas es que sí ofreciesen una descripción simbólica del proceso. En una etapa del desarrollo humano en que el hombre miraba al cielo intentando hallar una explicación al mundo en que se encontraba, las distintas culturas occidentales crearon su metáfora de la Caída del Hombre en base a elementos astronómicos. Por pura analogía con sus concepciones astronómicas, se asumió que, en el momento de precipitarse desde el cielo a la tierra, el alma atravesaba las esferas de los distintos planetas, y mientras atravesaba cada una de dichas esferas, se le adhería un cuerpo. A su paso por Saturno adquiría un cuerpo con capacidad de razonar, pero también de engañar e intrigar. Al pasar por la esfera de Marte, adquiría un cuerpo capaz de emplear la violencia. Al atravesar la esfera de Venus, se le adhería un cuerpo con tendencia a la concupiscencia. Al pasar por el dominio de Júpiter adquiere la capacidad del poder. Al atravesar la esfera de la Luna adquiría la capacidad de crecer y generar, y así sucesivamente. Independientemente de cómo se consideren estas adherencias o cuerpos, el factor común es que el alma humana, como fruto de su caída, queda tan irreconocible como la estatua de Glauco que mencionaba Platón, que tras su caída en el mar estaba tan desfigurada por las algas y conchas adheridas que parecía más un monstruo que no la estatua original. No deja de ser una ironía el que los hombres se pregunten si tienen alma: son alma, lo que tienen accidentalmente es un cuerpo. Alma creada a imagen y semejanza de Dios (creer que el texto del Génesis plantea la posibilidad de un Dios antropomorfo, hecho a imagen y semejanza del hombre caído, es no saber distinguir un diamante de la caja de plástico que lo contiene).

El momento en que el alma se da cuenta de su estado de exilio en este mundo, en el que rige la materia y la esclavitud que esta impone, es el punto de partida del proceso de regeneración del hombre. Y es aquí donde comienza la experiencia de la Iniciación, plasmada en la Masonería Tradicional.

Grados Iniciáticos

A lo largo del tiempo la Masonería ha visto cómo se han multiplicado los grados que se trabajaban. Los grados creados son de interés diverso, y transmiten enseñanzas muy variadas, ya sea de índole existencial, moral o filosófica.

Sin embargo en 1813 la Gran Logia Unida de Inglaterra declaró que «la Masonería Antigua y pura está compuesta de tres grados y nada más, a saber: Aprendiz Entrado, Compañero, y Maestro Masón, incluyendo este último la Orden Suprema del Santo Arco Real».
La razón para esto es que estos Grados representan un fenómeno totalmente distinto de lo que puedan transmitir los demás. Estos Grados plasman de forma dramatizada una experiencia que acompaña al hombre desde que puede considerarse como tal: la Iniciación. Ya sea en la España de 2013, o en la China del año 3500 a.C., en el Antiguo Egipto, o entre los nativos americanos, este proceso extraordinario se desarrolla a grandes rasgos en una serie de etapas comunes: una primera etapa de purificación y perfeccionamiento, una segunda etapa en la que el alma debe buscar en su interior (esto queda patente en los ritos antiguos como York o Emulación, pero no en los ritos modernos como REAA o Francés, donde se introdujeron las modificaciones filosóficas de Preston), y una tercera etapa —que en realidad es el punto de partida de todo— en la que se produce la gran ordalía, tras lo cual comienza realmente el proceso iniciático. Para el profano puede resultar sorprendente descubrir que la Iniciación que se confiere al ser aceptado en una Logia no supone iniciación real alguna. La Iniciación real es la del Tercer Grado, y desde luego no acontece en la Logia, donde únicamente se representa una alegoría de la misma, sino en otro contexto privado e íntimo, y en el caso de que realmente llegue a experimentarse. Los antiguos órficos denominaban a esta primera Iniciación «teleté», y los eleusinos «epopteia», aunque coloquialmente los griegos se referían a ella como «ser Apolo». El latino Apuleyo se refiere a ello como «ver el sol a medianoche».


Las cuatro etapas de la Iniciación, tal y como son descritas por el antiguo libro chino El Secreto de la Flor de Oro: recolección de la luz, nacimiento del nuevo ser en el entorno de la fuerza, separación del cuerpo-espíritu para la existencia independiente y consolidación de la iluminación.

Como ilustración de este proceso nos basta referirnos al diagrama de la sección de la Gran Pirámide de Egipto, que fue construida así, no ya para ser templo de iniciación, sino para registrar de forma permanente los principios que rigen el proceso de regeneración. Su pasaje de entrada discurre durante alguna distancia hacia el interior del edificio como un estrecho canal ascendente a través del cual el postulante que desea alcanzar el centro debe arrastrarse en no poca incomodidad y dificultad. Esto era para representar la disciplina y el trabajo, cuesta arriba, de purificación, que se requiere en el Grado de Aprendiz. En un punto concreto este pasaje estrecho se abre a una galería larga y elevada, todavía muy empinada, por la que el postulante debe pasar, pero en libertad y comodidad. Esto simboliza la condición de iluminación y libertad intelectual asociada al Grado de Compañero. Terminaba en un lugar donde el candidato debía esforzarse de nuevo con sus manos y rodillas a través de la menor apertura de todas, en la que se hallaba, y todavía se halla, el gran sarcófago en el que era colocado para afrontar la última y suprema ordalía, y de donde era levantado de entre los muertos, iniciado y perfeccionado.
Walter L. Wilmshurst
El Significado de la Masonería


Conforme la Masonería operativa se fue transformando en especulativa, y con ello en la orden iniciática que conocemos hoy en día, la primera etapa se fue identificando con el Grado de Aprendiz Entrado, y la segunda con el de Compañero. No obstante, quedaba todavía pendiente uno de los grandes problemas de la Masonería especulativa: el Tercer Grado o muerte en vida. 
Ese Tercer Grado que comenzó a perfilarse en las Logias especulativas escocesas y por la Masonería Antigua en general era notablemente distinto al que empleamos hoy en día, y no estaba basado en la figura de Hiram Abiff, sino en la de Noé, continuando la tradición noaquita de la Masonería, de impronta cristiana. Fue hacia 1720 cuando los Modernos comenzaron a poner en escena, en Londres, el Tercer Grado basado en la figura de Hiram Abiff, que tanto aceptación tuvo en la Masonería de todos los países. Del mismo modo comenzó a desarrollarse el Arco Real para mostrar los acontecimientos que suceden tras el Tercer Grado. Los irlandeses lo tenían ya diseñado hacia 1725, y en breve les seguirían escoceses e ingleses yorkinos, aunque es preciso dejar claro que el Arco Real sufrió con el paso del tiempo modificaciones tanto en lo referente a su estructura simbólica y los textos bíblicos que lo sustentaban, como a la organización de otros grados, en principio autónomos, pero que progresivamente se introdujeron como parte de la progresión hacia el Arco Real (Marca, Pasado Maestro Virtual, Muy Excelente Maestro, etc.).
Babilonia
Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.

Salmo 137
En el simbolismo hebreo, la expresión «junto a los ríos de Babilonia» del Salmo 137 (¿alguien recuerda la canción de Boney M. «By the rivers of Babylon»?) siempre ha representado el estado de exilio en que se encuentra el alma en este mundo. Como decíamos, es en el momento en que el alma deplora su estado caído en este mundo cuando comienza la experiencia de la Iniciación, y este es el punto en que comienza la peripecia del Arco Real.
A diferencia de los Grados Simbólicos de la Masonería, que están protagonizados por un único Candidato, en el Arco Real los protagonistas son tres, aunque por lo general esta terna la componga el Candidato y dos Oficiales (dos de los Sobrestantes). Estos tres personajes no son tres, sino una multiplicidad: la multiplicidad de cuerpos que revisten el Alma y acuden para ser sublimados. Al ser recibidos estos obreros narran su historia: lloraban junto a los ríos de Babilonia (deploraban su estado caído) y soñaban con Sión (anhelaban con regresar al Paraíso). El Rey Ciro (Kiros, el Señor) les concede permiso para que regresen a su tierra original a construir el Segundo Templo a la gloria del Señor, y han acudido sin demorarse al Sanedrín (el Capítulo de Arco Real se reúne bajo la forma de un Sanedrín) para solicitar ser empleados en la construcción de dicho templo. El Maestro (los Principales), a la vista del deplorable estado que ofrece el Alma caída, duda del recién llegado, pero el Alma es consciente de su origen celestial, de modo que el Candidato y los Sobrestantes esgrimen su linaje regio y su pertenencia a la Tribu de Judá para reclamar el derecho a participar en la construcción del Templo.
Las distintas doctrinas iniciáticas han intentado plasmar de forma simbólica los acontecimientos que tenían lugar a partir de este momento. En el contexto occidental, lo habitual es que se hiciese en torno al cristianismo (Orden de San Andrés de Escocia, Orden Rosacruz, Orden Martinista, tradición griálica, etc.). Sin embargo, constituye un rasgo peculiar de la Masonería el hecho de haber configurado su estructura simbólica en torno a una tradición enteramente precristiana. Sin duda la forma externa es hebrea, con algunas incorporaciones cristianas. Pero su estructura fundamental, como veremos, corresponde a una tradición iniciática distinta.

En el Occidente se sitúan los Sobrestantes y el Candidato, mientras en el Oriente se sitúan sus contrapartidas regeneradas, encarnadas por los tres Principales, que pese a ser igualmente una multiplicidad, deben ser considerados como un único Maestro. El ritual gira en torno al proceso que transcurre entre un estado y otro.
El Grado del Arco Real es de una complejidad simbólica inusitada, y de una dificultad de comprensión notablemente superior a los Grados Simbólicos por los elevados conceptos que maneja y por lo variado de su simbolismo, inabarcable en una sencilla entrada de un blog. Las diferencias entre los distintos ritos estriban en los textos bíblicos escogidos, así como en los Oficiales que representan el ritual, y en otros elementos simbólicos. Vamos a ver someramente tres posibles planteamientos del Arco Real:
  1. El modelo de la Masonería Antigua (escocés y yorkino)
  2. El modelo de la Masonería Moderna (que es el que se emplea actualmente en Inglaterra y España)
  3. El modelo irlandés.

EL MODELO ESCOCÉS Y YORKINO





Toda la Masonería Antigua, ya sea escocesa, yorkina o irlandesa, incorpora un elemento característico que es la Ceremonia de los Velos. La razón de ser de la Ceremonia de los Velos es ofrecer una representación simbólica de la serie de Iniciaciones que es preciso acometer una vez que ha acontecido el Tercer Grado, o primera de las Iniciaciones. Para ello, los tres Candidatos (o el Candidato y los dos Sobrestantes que le acompañan), deben pasar simbólicamente por una serie de velos, cada uno de los cuales representa una Iniciación, tras lo cual alcanzan el Oriente, y con ello la visión beatífica. A estos hay que añadir las correspondientes lecturas y la escenificación del descenso de los Candidatos a la bóveda donde se encuentran los Secretos Perdidos del Maestro Masón. El Templo representa el Tabernáculo, que era un templo iniciático móvil cuyo Kadosh Kadoshim o Sancta Sanctorum tenía una función iniciática semejante a la del hades de los templos griegos.

La diferencia entre el modelo propiamente yorkino y el escocés es que este último convierte la Ceremonia de los Velos en un Grado previo al Arco Real, el Grado de Maestro Super-Excelente, mientras que en la Masonería yorkina la Ceremonia de los Velos forma parte de la Exaltación al Grado.


EL MODELO INGLÉS



El modelo que se emplea actualmente en Inglaterra (y en España) es el que crearon los Modernos cuando, tras medio siglo de rechazo hacia este Grado, en 1766, aceptaron finalmente crear sus propios Capítulos de Arco Real. Este modelo es notablemente distinto del sistema antiguo. Una diferencia fundamental con el sistema antiguo radica en la ausencia de la Ceremonia de los Velos. De este modo, el Arco Real pasa a trabajarse como la culminación del Grado de Maestro, y sus enseñanzas tienen como eje central el descenso a la bóveda donde se encuentran los Secretos Perdidos del Maestro Masón. El planteamiento simbólico es también muy distinto, pues desaparecen otros elementos importantes como el Arca de la Alianza. Sin embargo, incorpora con un papel importante a dos profetas de Israel, Esdras y Nehemías, configurando junto con Principales y Sobrestantes un escenario de complejo contenido simbólico.

Mientras que escoceses e irlandeses se reconocen mutuamente el Grado del Arco Real, no sucede así con el Arco Real inglés, que no es reconocido ni en estos dos países ni en Norteamérica, donde se practica el Rito de York. Por ello, un Compañero del Arco Real inglés o español puede contar con que se le reconocerá su Grado de Maestro Masón en Escocia o Irlanda, y lo mismo sucede con el Grado de la Marca; pero no se le permitirá acceder a sus Capítulos de Arco Real salvo que ellos mismos le exalten (en el caso de Irlanda), o le confieran el Grado de Super-Excelente Maestro (Ceremonia de los Velos) y posteriormente le exalten (en Escocia).


EL MODELO IRLANDÉS


Si hay una Masonería que haya estado volcada sobremanera con el Arco Real, esa es la irlandesa. No sólo fueron los primeros en darle forma, de manera que en Irlanda ya se trabajaba el Arco Real cuando en Escocia apenas se había implantado el Tercer Grado hiramita, sino que la historia de su Masonería gira en torno a este Grado Supremo. La Masonería irlandesa constaba originalmente de tres Grados: Aprendiz y Compañero, Maestro Masón, y Arco Real, y si bien durante el Siglo XVIII y comienzos del XIX en la isla de Gran Bretaña la gran diatriba fue la protagonizada por Antiguos y Modernos (plasmada en buena parte en la aceptación o rechazo del Arco Real como cúspide de la Masonería), en la isla de Irlanda el Arco Real no solo no fue nunca cuestionado, sino que todas las turbulencias de la Masonería irlandesa giraron en torno a las leyendas que deberían componer este Grado, discutiendo si una parte de ellas se incorporaban a los Grados Caballerescos, o qué textos bíblicos deberían darle apoyo literario. El desplazamiento de algunas de las leyendas que tanto escoceses, como yorkinos, como ingleses modernos desarrollan todavía en el Capítulo de Arco Real, hacia el Campamento de la Orden Templaria, provocó unos conflictos internos y administrativos realmente curiosos y muy distintos a los acontecidos en Inglaterra. En cualquier caso, es un detalle muy significativo de lo que supone el Arco Real para los masones irlandeses el hecho de que, por encima de cuestiones políticas, y a pesar de que tanto la República de Irlanda como Irlanda del Norte tengan sus propias Grandes Logias, únicamente existe un Gran Capítulo del Arco Real conjunto para ambas irlandas, cuyo Primer Gran Principal es denominado Gran Rey de Irlanda.

Después de muchas variaciones a lo largo de los Siglos XVIII y XIX, el Arco Real irlandés ha quedado configurado en torno a la restauración del Primer Templo por parte del Rey Josué, mientras que la leyenda de la construcción del Segundo Templo ha pasado al Grado caballeresco de la Cruz Roja, aunque con la particularidad de que en Irlanda no se exige ser cristiano para ser armado. Y, fieles a la tradición antigua, siguen llevando a cabo la Ceremonia de los Velos.
Extraido de: http://masoneriaantigua.blogspot.com.es/