viernes, 23 de abril de 2010

La Edad de Acuario

Se han hecho muchas declaraciones en los medios de comunicación sobre la Era o Edad de Acuario. Frecuentemente se afirma que ya ha llegado, que durará un determinado período de tiempo, que es el resultado de uno u otro fenómeno astrológico o astronómico, que tiene ciertas características o que, bajo su influencia, los hombres tendrán más capacidad para desarrollar mejor unas actividades que otras.

En un intento por aclarar la confusión que existe sobre este tema, se exponen a continuación las enseñanzas de la Fraternidad Rosacruz sobre la Edad de Acuario.

La Edad de Acuario aún no ha llegado, aunque ha empezado a sentirse ya su influencia, y no estará completamente entre nosotros hasta dentro de más de seiscientos años; aproximadamente, hacia el año 2.600.

Precesión de los Equinoccios
El hecho de que, no obstante, algunos expertos aseguren que ya estamos en la Edad de Acuario puede explicarse por la diferencia entre las constelaciones del zodíaco y el así llamado “zodíaco intelectual”. A un determinado grupo de estrellas fijas en el cielo se lo llama Aries; a otro grupo, situado muy cerca, Tauro; a un tercero, Géminis, etc. Estas doce constelaciones o grupos de estrellas, tal como se las ve en el cielo, permanecen siempre en el mismo grupo y aproximadamente a la misma distancia relativa entre ellas. El sol gira, año tras año, a lo largo de estas constelaciones, con una precisión invariable, pero, a causa de que el eje de la Tierra está inclinado hacia el sol y tiene un movimiento de balanceo parecido al de un trompo que ha perdido casi su fuerza, el movimiento del sol parece irregular. Cada año, al entrar en la constelación de Aries cruzando el ecuador de la Tierra, lo hace un poco antes que el año anterior. O sea que, “precede”, por lo que los astrónomos hablan de la “precesión de los equinoccios”. En otras palabras, que el sol da la impresión de cruzar el ecuador, en el equinoccio vernal o comienzo de la primavera, cada año un poco antes de llegar al punto en que lo cruzó el año precedente. Así, si un año lo cruza por el primer grado de Aries, el siguiente lo hará ligeramente dentro de Piscis. El siguiente, por un punto de Piscis más alejado aún del primero, etc. Este movimiento retrógrado, sin embargo, es tan lento que necesita unos setenta años para recorrer un solo grado, veintiún siglos para recorrer un solo signo y, aproximadamente veintiséis mil años, para pasar, en sentido inverso, sobre los doce signos. A este último período se le denomina un Gran Año Sideral.

Dos zodíacos
Los astrónomos hablan usualmente de “grados de ascensión recta”, con los cuales dividen el círculo celeste en los conocidos trescientos sesenta, empezando en el punto por donde el sol cruzará, por precesión, el ecuador en el siguiente equinoccio vernal. Y también llaman Aries a los primeros treinta grados, contados desde ese punto; Tauro a los siguientes treinta grados, etc., como hacen los astrólogos. Por tanto, hay un zodíaco natural, compuesto de estrellas en los cielos que cambian tan poco que ese cambio resulta imperceptible en una vida o incluso en varios siglos, y un zodíaco intelectual, que empieza en el punto del equinoccio vernal de cada año.
Viendo que el sol, por precesión, viaja a través de los doce signos del zodíaco, se comprende que ha de llegar un momento en el que el equinoccio vernal se produzca en el primer punto de Aries, con lo cual, ese año, coincidirán el zodíaco natural y el intelectual. Esto se dio, por última vez, hacia el año 500 antes de Cristo y, como el sol ha continuado viajando hacia atrás a su acostumbrada velocidad de un grado cada setenta años, es evidente que, hoy día, el equinoccio vernal se produce sobre los nueve grados de Piscis y será alrededor del año 2.600 cuando entre en la constelación de Acuario. Se puede decir, pues, que entonces comenzará la Edad de Acuario, que durará aproximadamente, 2.100 años y durante los que el sol viajará por los treinta grados del signo de Acuario. Sin embargo, no existe un instante exacto para esto, como cuando decimos que entramos en el año 1.969 a la medianoche del 31 de diciembre de 1.968, o que 1.969 duró hasta la medianoche del 31 de diciembre del mismo año. Esto es una división matemática del tiempo. Pero las distintas épocas de la existencia humana dependen de influencias vitales y son más bien condiciones mentales que divisiones del tiempo, aunque las dos cosas estén relacionadas.

Orbe de influencia
Por eso los astrólogos reconocen lo que se llama un “orbe de influencia”. Para comprender esto hemos de darnos cuenta de que un ser humano es algo más de lo que vemos; que tiene a su alrededor un aura, una atmósfera invisible, un “algo” que irradia desde él y que participa de su naturaleza distinta y personal. El hombre posee, en otras palabras, ciertos vehículos, imperceptibles por la visión ordinaria, que se extienden más allá del cuerpo físico. Por eso, cuando estamos cerca de otra persona, nuestros cuerpos invisibles se mezclan y, en momentos de quietud y pasividad, esas influencias sutiles se perciben más fácilmente que en otros instantes, ya que constituyen siempre factores poderosos en nuestras vidas.
Imaginemos que alguien tiene la mente concentrada en su trabajo, de modo que ni ve ni oye lo que ocurre en su entorno pero que, gradualmente, se va percatando de que alguien ha entrado en la habitación y está, en pie, a su espalda. Se vuelve y ve a un amigo. No lo ha oído entrar, porque estaba absorto en lo que hacía, pero lo ha SENTIDO, porque el aura del amigo se mezcló con la suya y, sin contacto físico alguno, pudo saber que alguien estaba a su lado.
“Como arriba es abajo”, y viceversa. Ésta es la Ley de Analogía, la llave maestra para los misterios. El hombre es el microcosmos y las estrellas son el macrocosmos. Las constelaciones son grupos de grandes espíritus que se han encerrado en sus cuerpos estelares para ayudar a inteligencias menos avanzadas a conseguir experiencias evolutivas. Hemos de admitir que esos grandes espíritus han de tener vehículos sutiles como el aura atmosférica de la Tierra. Por eso, la proximidad del sol a la constelación de Acuario en el momento del equinoccio vernal, transmite esas influencias a la Tierra junto con los rayos solares y, como la primavera es el tiempo en que todo en este planeta queda especialmente impregnado de vida, hemos de concluir que el Rayo de Acuario, así transmitido, se ha de hacer sentir por la gente de la Tierra.

La Edad de Piscis
Se reconoce sin dificultad la influencia de Piscis durante los últimos dos mil años: la superstición, la esclavitud intelectual y la fe ciega, a través de las que ha pasado la civilización, son bien conocidas por los historiadores. Por otra parte, sin embargo, esas influencias de la Edad de Piscis eran necesarias en el proceso de la evolución. Las enseñanzas del amor y el altruismo que Cristo trajo a la Tierra eran tan extrañas a la religión de la Ley y del miedo, que las precedieron, que no podían producir efecto en la mayoría de la Humanidad sin la presión de la fe, incluída una fe ciega que defendiera la doctrina de la “expiación o reparación vicaria”. Durante la Edad de Piscis, que quizás será recordada como la Edad de la Fe, en claro contraste con la de Acuario o Edad de la Razón, los dogmas de la nueva Cristiandad (amor y altruismo) se impartieron a un creciente círculo de creyentes: se practicó la abstinencia de carne en determinados días; se reverenció a una virgen inmaculada; y, gradualmente, se enseñó, y se sigue enseñando a combatir los placeres de la carne y los anhelos de sensualidad. En los seiscientos años que quedan hasta que la Edad de Acuario se haya establecido, probablemente haremos grandes progresos en ambas áreas de la conciencia. No estará de más recordar que Júpiter, el planeta de la benevolencia y la filantropía, corregente de Piscis, ha sido un factor prominente en la introducción del altruismo durante los dos mil últimos años.
Si pudiéramos descubrir cuáles son las influencias del sigo de Acuario, aprenderíamos mucho sobre la Edad de Acuario.

Edad de innovaciones
Las informaciones acerca de las influencias de Acuario nos llegan a través de la astrología. Acuario ejerce una influencia intelectual, que es original, inventiva, mística, científica, altruista y religiosa. Si aplicáramos la norma bíblica “por sus frutos los conoceréis”, habríamos de esperar que la Edad de Acuario se estableciera con progresos originales en todo lo relacionado con la ciencia, la religión, el misticismo y el altruismo. Y, realmente, así parece ser. Podemos, en efecto, mirar atrás, a los últimos cien años, durante los que el sol ha viajado poco más de un grado en dirección a Acuario. En ese tiempo, ha habido grandes cambios en todas las líneas del pensamiento y el esfuerzo, en comparación con la historia de los dos últimos milenios. Consideremos sólo los inventos del siglo pasado, desde el teléfono, el telégrafo y el radar hasta la nueva y complejísima maquinaria de los viajes espaciales. Éstos, y miles más, están caracterizando el progreso de Acuario en el mundo físico. Percibimos igualmente la velocidad a la que todos los movimientos del pensamiento liberal en materia religiosa están sobreponiéndose a las antiguas creencias, y el creciente número de los que desarrollan la visión espiritual y están investigando la tendencia de la evolución en los planos superiores. El estudio de la astrología ha alcanzado una inusitada popularidad durante los últimos años, y una visita a cualquier librería nos muestra el increíble número de publicaciones recientes sobre materias ocultas y sobre todo “lo sobrenatural”.
La Edad de Acuario verá la fusión entre la ciencia y la religión en un grado tal que aparecerán una ciencia religiosa y una religión científica, cada una de ellas, respetando los hallazgos de la otra, y que producirán la salud, la felicidad y la alegría de vivir.

La Hermandad Universal
La Edad de Acuario traerá consigo una era de hermandad universal, para cuya preparación vemos ya derrumbándose por doquier las barreras de los prejuicios raciales. Cierto que, de momento, se está llevando a cabo en medio de matanzas y rebeliones. Sin embargo, podemos estar seguros de que, a pesar de la espada, que reinó durante la Edad de Piscis y aún es poderosa, la CIENCIA y el ALTRUISMO dominarán durante la Edad de Acuario.
Como Acuario es un signo de aire, científico e intelectual, es inevitable que la religión de tal Edad esté basada en la razón y sea capaz de descorrer la cortina de la vida y la muerte de modo que satisfaga, tanto a la mente como al instinto religioso. En ese sentido, las Enseñanzas de la sabiduría Occidental, promulgadas por la Fraternidad Rosacruz, están también preparando el camino para la Edad de Acuario al disolver el miedo a la muerte engendrado por las incertidumbres que rodean la existencia post mortem. Esas enseñanzas muestran que la vida y la conciencia continúan bajo leyes, tan inmutables como Dios, que tienden a elevar incesantemente al hombre a más altos, más nobles y más sublimes niveles de espiritualidad.
Como signo de aire que es, Acuario ostenta una regencia especial sobre los éteres. Cuando el sol, por precesión, entre en Acuario, quedará gradualmente eliminada la humedad en la Tierra y las vibraciones visuales, que se transmiten mucho mejor a través de una atmósfera etérica seca, se harán más intensas. En esas condiciones, la visión etérica se desarrollará en la inmensa mayoría de la Humanidad y podremos ver a los habitantes de la región etérica, incluidos nuestros propios amigos y seres queridos que hayan muerto. Así nos será posible conservar nuestro contacto con ellos durante un tiempo tras la “muerte”, y tendremos tiempo de acostumbrarnos al hecho de que continúan hacia regiones más elevadas.
Cuando alcancemos ese punto de la evolución, la Humanidad estará tan iluminada que podrá evitar muchas de las caídas que actualmente nos causan tantos problemas, y disfrutaremos una existencia mucho más feliz de lo que ha sido normal hasta el presente. Podremos resolver los problemas sociales de un modo equitativo para todos y el empleo de maquinaria avanzada liberará a la Humanidad de la mayor parte del trabajo físico, dándole más oportunidades para el desarrollo intelectual y espiritual. Aunque las bendiciones de la Edad de Acuario serán nuestras a su tiempo, es posible para aquellos que aspiran a una vida “mejor” o más espiritual, armonizarse cada vez más con el espíritu de la nueva Edad y hacerse sensibles a las influencias de Acuario antes y más completamente que sus contemporáneos. Quienes se esfuercen al máximo por vivir una vida de servicio a la Humanidad y por ejercitar sus poderes de compasión, altruismo y beneficencia, se harán más sensibles a las influencias de Acuario y su evolución en el sendero se acelerará proporcionalmente.

1 comentario:

  1. Si en vez de servicio a la humanidad nos cuidaramos cada uno de nosotros mismos, de nuestra casa,de ser cada día mejores ya estaríamos en el paraiso.

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