miércoles, 23 de junio de 2010

Concentracion, Meditacion, Oracion

La Concentración, la Meditación y la Oración, son todos esfuerzos del Espíritu del hombre por elevarse por encima, de las simples consideraciones materiales, por comprender la eternidad del todo Bien y por encontrar esa chispa vital del Dios interno que está oculto en todo ser humano.

Uno de los objetos de la concentración para el aspirante en el sendero es ponerse en contacto consciente con los mundos celestes. Para aprender el arte de la concentración debemos poner nuestra atención en un foco y llevar nuestros pensamientos a un punto sobre un objeto o condición única. Debemos comprender que la fuerza de pensamiento es nuestro principal poder y debemos aprender a tener control de él. Esto no se alcanza fácilmente pero aún un intento en esa dirección tendrá su valor. Es imperativo que obtengamos control de nuestros pensamientos, porque sin ese control esta fuerza fluye sin objeto, y nada logra. Cuando hayamos aprendido a concentrarnos sobre cualquier cosa con exclusión de todas las demás, podremos aumentar en esencia mediante la disminución de la masa inútil. Entonces podemos obtener calidad disminuyendo a menudo la excesiva cantidad.

Durante la concentración los sentidos del hombre son aquietados, como si estuvieran en profundo sueño, pero al mismo tiempo el Espíritu permanece dentro del cuerpo en pleno control de todas sus facultades. El aspirante aprende a absorberse a voluntad en cualquier tema. En el libro Misterios Rosacruces se nos dice que es más fácil aprender el arte de la concentración mientras estamos todavía viviendo en el mundo físico. El cuerpo denso es un ancla y un escudo contra las influencias perturbadoras de las volátiles y fluídicas condiciones de los mundos superiores.

Por lo tanto debemos desarrollar la facultad de la concentración en el mundo físico, donde la materia sirve como restricción equilibrante. Cuando hayamos comprendido el valor del arte de la concentración estaremos ansiosos de practicarla diariamente. Max Heindel nos aconseja aprovechamos del tiempo que tenernos que gastar en los tranvías o lugares similares, en los que la mente tiene oportunidad de vagar, y usar este tiempo en concentrarnos sobre un objeto o un ideal. Un ruidoso tranvía, tal vez lleno de pasajeros que se apiñan no parece ser el mejor lugar para practicar la concentración, pero se nos advierte que uno aprende mejor bajo tales condiciones adversas. Entonces, habiendo tenido éxito bajo condiciones difíciles, uno encontrará siempre más fácil concentrar los pensamientos en un solo punto cuando la oportunidad para la concentración sosegada se presenta por sí misma, Como regla, nuestras mentes corrientemente no sostienen un pensamiento suficiente tiempo como para compenetrarse de su naturaleza y completo significado. Obtener el control de los propios pensamientos es una gran proeza; cualquiera que haya dominado esta difícil realización tiene la clave del éxito en cualquier campo a su disposición.

Todos nosotros tenemos a veces la urgente necesidad de enviar pensamientos de ayuda a los demás, pero no importa cuán grande sea nuestro deseo de cumplir con esto, únicamente los pensamientos concentrados tienen la fuerza suficiente para llegar a su destino. Deben ser dirigidos en una sola dirección para hacer que cumplan su objeto, del mismo modo que los rayos del sol, concentrados por medio de una lente de aumento, se encienden y crean un fuego. El aspirante a la vida superior debe aprender a controlar y a dirigir sus pensamientos, y por medio de esfuerzo persistente llegará a la meta, que es la perfecta concentración del pensamiento, a voluntad, en cualquier tiempo.

Pero el método de la concentración es frío método intelectual, y nosotros del Mundo Occidental tenemos que complementarlo usando la meditación y la oración en conexión con él. "Bienaventurado es el hombre qué medita cosas buenas." - Eccles, En el Concepto Rosacruz de¡ Cosmos leemos que el aspirante a la vida superior realiza la unión de las naturalezas superior e inferior por medio de la meditación". El aspirante sincero elige temas elevados en sus meditaciones, que le revelan la naturaleza de los mundos superiores, mostrándole la realidad de lo Bueno lo Verdadero y lo Bello. Su meta es s¡empre seguir las inspiraciones de su propio superior.

La concentración intensa construye una ta de pensamiento viviente, una imagen clara y verdadera. En la meditación aprendemos mucho acerca de esta forma de pensamiento, el ejercicio nos capacita para entrar en su relación con el mundo. En la concentración ponemos toda nuestra atención en un solo tema o idea; en la medita- extraemos todo el conocimiento posible de este tema único. La mente pondera y busca a tientas, siempre llevando porciones agregadas de la Información, obteniéndose por lo tanto un nuevo significado y nueva comprensión. Este proceso, cuando se adhiere uno a él por algún tiempo, enriquecerá nuestro propio mundo de pensamiento en tal manera que podremos llegar a nuevos campos de conocimiento y obtener allí también nueva comprensión. Todas las verdades espirituales se hacen más claras cuando hemos entendido plenamente una, y las palabras de nuestra boca se hacen más sabias conforme pasa el tiempo.

Cuando meditamos sobre conceptos inspiradores tales como la Sabiduría y Comprensión, y ponderamos el significado y la realidad de estas palabras, nos ponemos en contacto con fuerzas que tienen su hogar en superiores y más puras esferas que la que constituye nuestro alrededor diario. Sabemos que no podemos descuidar nuestros deberes y a menudo debemos vivir en medio del fragor de un mundo activo por causa de la necesaria experiencia. Pero no importa cuales sean las circunstancias, podemos y debemos sacar el tiempo para meditaciones silenciosas diarias. La meditación en silencio es una gran ayuda para obtener el crecimiento anímico. Por medio de esta práctica podemos construir dentro de nosotros mismos un santuario." Podemos construir este TEMPLO VIVIENTE, no hecho de manos, y entrar en él cuando tengamos necesidad de restaurar la armonía que anhelamos.

Mucho se ha escrito acerca de la oración, porque es universal. Desde las más primitivas hasta las más avanzadas razas, todas se dirigen a un Gran Espíritu, a un Ser Supremo con temor y temblor, o con adoración y confianza. El origen divino de cada uno se hace sentir por si mismo, y la chispa divina que está en el hombre anhela reconocer la elevada fuente de todo ser. En el pasado el hombre oró al Dios de la Raza. Le pedía ayudarle a ganar las batallas, aumentar sus rebaños y darle una rica cosecha. Como cristianos oramos por la purificación de nuestra alma y por la elevación de la humanidad.

El hombre se aproxima a Dios en la confesión, la súplica y la adoración, pero menudo siente la necesidad de pedirle sustento material. Con frecuencia nos preguntamos qué cosa debe ser nuestra oración. La respuesta es que "debemos quitamos la idea de que cada vez que nos acercamos a nuestro Padre Celestial es para pedirle algo." El aspirante sincero nunca pedirá cosas materiales; puede pedir iluminación espiritual, pero cuando se ha alcanzado esa alta meta, la iluminación debe ir usada en asuntos que beneficien a los demás. Cuando nos aproximamos al Trono con alabanza y adoración nos ponemos en el estado receptivo que nos lleva más cerca de nuestro ideal y en el que podemos experimentar un descenso sobre nosotros de la gracia del espíritu, radiante y glorioso. Entonces habremos aprendido directamente que la oración es un poderoso método usado para perfeccionar nuestra capacidad de reconocer la Luz Divina.

jueves, 17 de junio de 2010

CLARIVIDENCIA

La palabra clarividencia significa "visión clara" o la habilidad para ver en los mundos invisibles. Es una facultad latente en todos y eventualmente será poseída por todo ser humano en el transcurso de su desenvolvimiento espiritual. Desarrollando esta vista espiritual uno puede investigar para uno mismo materias tales como el estado del espíritu humano antes del nacimiento, después de la muerte y la vida en los mundos invisibles.

Aunque esta facultad permanece latente en cada uno de nosotros, es requerido gran esfuerzo para desarrollarla positivamente. Muchos pagarían un alto precio por este poder si pudiera ser comprado, mas sin embargo muy pocos están dispuestos a vivir la vida que se requiere para despertarlo. Ese despertar surge únicamente a través de un esfuerzo paciente y persistente. No hay carretera ancha para adquirir este poder.


Hay dos tipos de clarividencia. La positiva, clarividencia voluntaria es aquella en la que el individuo está capacitado a voluntad para ver a investigar los mundos internos, siendo dueño de si mismo y de lo que hace. Este tipo de clarividencia es desarrollada a través de una vida pura y de servicio y el individuo debe ser entrenado cuidadosamente en su uso para su mayor efectividad y utilidad. La negativa, clarividencia involuntaria existe cuando la visión de los mundos internos le es presentada al individuo enteramente independiente a su voluntad; el solo ve lo que le es dado ver, sin haber control de la visión. Este tipo de clarividencia es peligrosa quedando el individuo abierto a la posesión de entidades desencarnadas, que si se les permite ir mas allá de lo debido, existe la posibilidad de que su vida en este mundo y la próxima no será literalmente la suya propia.


Existen en el cerebro dos pequeños órganos llamados el cuerpo pituitario y la glándula pineal. Es muy poco lo que la ciencia médica sabe sobre estas y le llaman a la glándula pineal "el tercer ojo atrofiado", pero ni esta ni tampoco el cuerpo pituitario se están atrofiando. Esto deja perplejos a los científicos porque la naturaleza no retiene nada inservible. Por todo el cuerpo encontramos órganos que se están atrofiando o en desarrollo.


El cuerpo pituitario y la glándula pineal pertenecen aún a otro tipo de órganos sin embargo, en el estado actual ni están en degeneración ni evolucionando, solo dormitando. En el lejano pasado, cuando el hombre estaba en conexión con los mundos internos, estos órganos eran su medio de percepción, y ellos estarán otra vez sirviendo a ese propósito al debido tiempo. Estaban conectados al sistema nervioso simpático o involuntario. En los tiempos iniciales (durante el período lunar y la parte final de la época lemúrica y al principio de la época atlante) el hombre veía en los mundos internos; los cuadros se presentaban del todo independientemente de su voluntad. Los centros sensoriales del cuerpo de deseos giraban alrededor contrarios al reloj, como lo hacen los centros de los "médium". Hasta estos días en casi todas las personas estos centros se encuentran inactivos pero un buen desarrollo los pondría a girar como el reloj. Esta es la dificultad principal en el desarrollo de la clarividencia positiva.


El desarrollo de la clarividencia negativa o mediumnidad es mas fácil porque es meramente el revivir de la función, como el espejo, que poseyó el hombre en el lejano pasado, en la que involuntariamente los mundos externos les eran reflejados. Esta facultad fue luego retenida por casta. En los médium del presente esta facultad es intermitente lo que explica por qué a veces ellos "ven" y otras veces fallan al hacerlo sin explicación aparente.


En el cuerpo de deseos de un clarividente voluntario propiamente entrenado, las corrientes de deseos giran como el reloj brillando con esplendor sorprendente, sobrepasando la luminosidad del cuerpo de deseos ordinario. Los centros de percepción del cuerpo de deseos alrededor del cual estas corrientes giran, brindan al clarividente voluntario el modo de percepción de las cosas en el mundo de deseos y el ve e investiga a su voluntad. Las personas cuyos centros giran contrario a la dirección de reloj son como un espejo, reflejando solo lo que pasa al frente de el. Estas personas son incapaces de obtener por sí mismos alguna información.


Esta es una de las diferencias fundamentales entre un médium y un clarividente propiamente entrenado. Es imposible para muchos distinguir entre ambas, mas sin embargo existe una regla infalible que puede ser seguida por cualquiera: ningún clarividente genuinamente entrenado ejercitará su facultad por dinero o su equivalente ni la usará para gratificar su curiosidad; la usará solamente para ayudar a la humanidad.

El gran peligro a la sociedad que podría resultar del uso indiscriminado por un individuo indigno del poder de la clarividencia voluntaria para investigar y "ver" a voluntad, puede entenderse fácilmente. El podría leer los pensamientos mas secretos. Por lo tanto el aspirante a la verdadera visión espiritual debe antes que nada dar prueba de su sinceridad. El iniciado está atado al más solemne voto de que no usará este poder para servir sus intereses personales en el más mínimo grado.


La clarividencia entrenada es la clase usada para la investigación de estas verdades ocultas y es la única de utilidad para ese propósito. Por lo tanto el aspirante debe sentir, no el deseo de gratificar su curiosidad, sino el sagrado y desinteresado deseo de servicio a la humanidad. Hasta que no exista ese deseo no habrá ningún progreso en el logro de la clarividencia positiva.


Para obtener contacto con los planos internos es necesario establecer la conexión de la glándula pineal y el cuerpo pituitario con el sistema nervioso cerebro-espinal y reactivar el cuerpo pituitario y la glándula pineal. Cuando eso se cumpla en el hombre, poseerá de nuevo la facultad de la percepción en los mundos superiores pero en mayor escala que lo que fue en el pasado porque estará en conexión con el sistema nervioso voluntario y bajo el control de su voluntad. A través de esta facultad de percepción todas las avenidas del conocimiento le serán abiertas teniendo en su servicio el modo de adquirir información comparado con que todos los otros métodos de investigación son juego de niños.


El despertar de estos órganos es llevado a cabo por entrenamiento esotérico como sigue: en la mayoría de la gente, la mayor parte de la fuerza sexual que legítimamente puede ser usada a través de los órganos generadores es gastada para la gratificación de sus sentidos. Cuando el aspirante a la vida superior comienza a refrenar esos excesos y a dedicar su atención a pensamientos y esfuerzos espirituales, la fuerza sexual no utilizada comienza a ascender subiendo en volumen cada vez mayor atravesando el corazón y la laringe o la espina dorsal y la laringe o ambos, y luego pasando directamente entre el cuerpo pituitario y la glándula pineal hacia el punto de la raíz de la nariz donde el espíritu tiene su asiento. Estas corrientes, no importa cuan grandes sean, deben ser cultivadas en gran extensión antes de que el verdadero entrenamiento esotérico pueda comenzar. Este no es solamente un paso necesario sino un prerequisito para un buen trabajo consciente en los mundos internos. Una vida moral dedicada a pensamientos espirituales debe ser vivida por el aspirante por cierto tiempo antes de ser posible comenzar el trabajo que le dará el principio del conocimiento del dominio suprafísico y le permita llegar a ser, en el sentido más cierto, un ayudante de la humanidad.


Cuando el candidato ha vivido ese tipo de vida por un tiempo suficiente como para establecer la corriente de fuerza espiritual y es encontrado merecedor y califica para recibir las instrucciones esotéricas, le es enseñado cierta clase de ejercicios para poner el cuerpo pituitario en vibración. Esa vibración hace que el cuerpo pituitario choque sobre la línea de fuerza mas cercana y la desvíe suavemente, la que a su vez choca sobre la línea próxima a ella y así el proceso continua hasta que la fuerza de la vibración ha sido consumida.


Cuando las líneas de fuerza han sido desviadas lo suficiente como para alcanzar la glándula pineal, el objeto se ha completado: en la distancia entre ambos órganos se ha hecho un puente. Este es el puente entre el mundo de los sentidos y el mundo del deseo. Entonces es cuando verdaderamente el hombre se convierte en clarividente, capaz de dirigir su mirada hacia donde desee. Los objetos sólidos se ven por dentro y por fuera. Solidez y espacio, mientras los obstáculos para la observación han cesado de existir.


Aun no es un clarividente entrenado pero si un clarividente voluntario. La suya es una facultad muy diferente a la que posee el médium. La persona en la cual se ha construido este puente, esta siempre en seguro contacto con los mundos internos y la conexión es hecha y rota por su propia voluntad. Por grados, el observador aprende a controlar la vibración del cuerpo pituitario de manera que le permite hacer contacto con cualquiera de las regiones de los mundos internos que el desee visitar. La facultad está completamente bajo el control de su voluntad. No es necesario para el entrar en trance o hacer cualquier cosa anormal para levantar su consciencia hasta el mundo del deseo El simplemente desea ver y ve.


Habiendo logrado esta facultad, sin embargo el neófito debe aprender como interpretar lo que ve en el inundo del deseo. Muchos creen que al llegar a ser un clarividente toda la verdad estará a su alcance y que al "ver" puede "conocer todo lo relacionado" con los mundos superiores. Esto un grave error. Sabemos que aquellos de nosotros que hemos sido capaces de ver cosas físicas alrededor nuestro en el mundo físico durante toda nuestra vida, estamos lejos de tener un conocimiento universal de ellas. Se requiere mucho estudio y aplicación para conocer siquiera una mínima parte de las cosas físicas que manejamos a diario.


En el mundo físico los objetos son densos, sólidos, y no cambian en un abrir y cerrar de ojos. En el mundo del deseo estos cambian de la manera mas errática. Esta es la fuente de una confusión sin fin para el clarividente involuntario y aún para el neófito que entre bajo la dirección de un maestro. Las enseñanzas que el neófito recibe, pronto lo llevarán a un punto donde el pueda percibir la vida que causa los cambios en la forma, y conociéndole por lo que son, a pesar de todos los posibles cambios.


Por eso los clarividentes deben ser entrenados antes de que sus observaciones sean de algún valor verdadero y mientras mas eficientes se conviertan, mas modestos serán para decir lo que vean; y mientras mas difieran de la versión de los otros, conocerán cuan mucho les falta por aprender, realizando lo poco que un simple investigador puede abarcar de todos los detalles incidentales a sus investigaciones.


Esto también cuenta para las versiones variadas sobre los mundos superiores que son para la gente superficial un argumento en contra de la existencia de esos mundos. Ellos argumentan que si esos mundos existen, los investigadores tienen necesariamente que hacer descripciones idénticas. Pero así como en el mundo físico, si veinte personas hacen descripciones de una ciudad, se originarían veinte versiones diferentes, teniendo cada una su propia peculiaridad de mirar las cosas, y pueden describir lo que ven únicamente desde su punto de vista. Sus relatos pueden diferir de uno a otro aunque todos pueden ser igualmente confiables desde el punto de vista de cada observador.


Además hay otra distinción importante que hacer. El poder que le permite a uno percibir los objetos de un mundo, no es idéntico al poder que se da para entrar y funcionar en el. El clarividente voluntario, aunque puede haber recibido algún entrenamiento, y puede distinguir lo real de lo falso, en el mundo del deseo, está prácticamente en la misma relación como el prisionero detrás de las rejas mirando el mundo exterior, que solo lo ve sin poder funcionar en el. Luego, a su debido tiempo, le serán dados al aspirante los ejercicios necesarios para proveerle un vehículo en el cual pueda funcionar en los mundos internos de una manera perfecta de consciencia propia.


La facultad de clarividencia indica una floja conexión entre el cuerpo vital y el cuerpo de deseos. Durante las épocas de la historia de nuestra tierra, en la que todos los hombres eran clarividentes involuntarios, esta floja conexion era la que los hacía así. Desde esa época el cuerpo vital se ha ido uniendo más firmemente con el cuerpo denso en la mayoría de la gente, pero en los más sensitivos está flojo. Esta flojedad es la que hace la diferencia entre el hombre psíquico y el hombre ordinario, que está inconsciente de todo menos del contacto de las vibraciones de sus cinco sentidos. Todos los seres humanos tienen que pasar por este período de estrecha conexión de los vehículos y experimentar las limitaciones consecuentes de la conciencia.


Hay dos clases de sensitivos; los que no han entrado totalmente en la materia (como las razas menos desarrolladas y aquellos que han practicado la endogamia) y los que están en la vanguardia de la evolución. Los últimos están emergiendo de la materialidad extrema y están divididos en dos clases: voluntarios e involuntarios.


Cuando la conexión entre el cuerpo denso y el cuerpo vital está un tanto floja, el individuo puede ser un sensitivo a las vibraciones espirituales y si es positivo podrá por su propia voluntad desarrollar sus facultades espirituales, vivir una vida espiritual y a su tiempo recibir las enseñanzas necesarias para convertirse en un clarividente entrenado, y dueño de su facultad en todo momento, libre de ejercerla cuando quiera y desee.


Si una persona tiene esta suave flojedad entre el cuerpo denso y el cuerpo vital y es de un temperamento negativo, está expuesto a ser presa de los espíritus desencarnados como el médium.


Cuando la conexión entre el cuerpo físico y el vital está muy floja, de manera que pueda ser removida, y el hombre es positivo, puede convertirse en un auxiliar invisible capaz de tomar los dos éteres superiores de su cuerpo denso a voluntad y usarlos como vehículos para la percepción de sentidos y memoria. Entonces funcionará conscientemente en el mundo espiritual trayendo una recolección de todas las cosas que hizo allí de manera que al dejar su cuerpo en las noches, comienza su trabajo en los mundos invisibles de una manera totalmente consciente como lo hacemos al despertar y llevar a cabo nuestras tareas mundanas.


Cuando una persona tiene esta floja conexión entre el cuerpo vital y el cuerpo denso y es una persona de temperamento negativo, las entidades errabundas que están buscando manifestarse aquí, pueden retirar su cuerpo vital a través del vaso y temporalmente usar el éter de que está compuesto para materializar formas espirituales y luego regresan el éter al médium cuando la sesión termina.


Como el cuerpo vital es el vehículo a través del cual se especializan las corrientes solares que nos dan vitalidad, el cuerpo del médium al momento de materialización, algunas veces se encoge a la mitad de su tamaño normal porque ha sido privado del principio vitalizante. Su carne se hace blanda y la chispa de la vida arde muy débil. Al terminar la sesión el médium es despertado a su consciencia normal y experimenta una terrible sensación de cansancio.


El gran peligro a la mediumnidad ha sido tratado en detalle en otros escritos rosacruces. Basta decir que es extremadamente dañino para cualquier individuo permitir convertirse tan negativo que sus vehículos y facultades puedan ser tomadas por entidades desencarnadas que es lo que ocurre cuando un médium está "trabajando". La entidad puede ejercer su control sobre el individuo hasta el punto donde el individuo no tenga otra alternativa que vivir solo la vida que disponga tal entidad. Este control puede continuar durante la vida del individuo hasta después de la muerte, cuando su cuerpo de deseos puede ser expropiado por la entidad, es extremadamente difícil zafarse de estas entidades una vez que esto ha ocurrido.


En adición a estos varios tipos de clarividencia, todos los niños son clarividentes por lo menos durante su primer año de vida. El tiempo que dure su facultad depende de su espiritualidad y también del ambiente, porque muchos niños comunican todo lo que ven a los mayores y su facultad de clarividencia es afectada por su actitud. Frecuentemente los niños son ridiculizados por decir cosas que los mayores creen son el resultado de su "imaginación" y pronto aprenden a callarse las escenas que engendran tal ridículo o al menos las reservan para sí.


Así vemos que ambas clarividencias existen (positiva y negativa) y que solo a través de la positiva el individuo puede correctamente ver e investigar en los mundos internos y alcanzar el sendero de la evolución. La negativa no puede ser contada como una herramienta confiable de investigación, a menudo causa situaciones altamente desagradables con control personal de origen exterior causando por lo menos una regresión en la evolución entre la gente del mundo occidental en el individuo en cuestión.

martes, 8 de junio de 2010

La interpretación Rosacruz del Cristianismo

La Orden Rosacruz es una antigua Fraternidad Mística formada en el año 1.313 por un elevado Maestro espiritual cuyo nombre simbólico es Christian Rosenkreutz, Cristián Rosacruz. Su misión consistió en preparar una nueva fase de la religión cristiana, que será practicada durante la edad venidera pues, así como el mundo y el hombre evolucionan, también debe cambiar la religión. El sistema religioso apropiado a las necesidades espirituales de nuestros antepasados, no lo es para nuestra actual condición intelectual. Por lo tanto, las grandes entidades espirituales a cargo de la evolución, cambian las religiones del mundo en armonía con el paso de los cuerpos celestes en sus órbitas.

La Filosofía Rosacruz es enteramente cristiana y trata de vivificar la religión y llevar hacia Cristo a los que no pueden encontrarlo por la fe solamente.


La función primordial de esta filosofía es ayudar a la gente a aceptar las doctrinas de Cristo por medio del conocimiento esotérico, cuando no pueden hacerlo por medio de la fe. Su propósito es el de suplementar el trabajo de las iglesias, no el de suplantarlas.


La Filosofía Rosacruz enseña que el hombre posee un sexto sentido latente, que se ha desarrollado en algunos y que, finalmente, se desarrollará en todos. Este sentido permite a su poseedor el poder percibir e investigar los mundos suprafísicos, donde moran los llamados muertos.


También enseña que la Tierra es una gran escuela a la cual regresamos, vida tras vida, por medio del renacimiento, aprendiendo nuevas lecciones durante nuestra estancia aquí, y evolucionando, cada vez más, hacia una mayor perfección del carácter y de los poderes que éste confiere. El grado de éxito obtenido por las distintas personas en esta escuela justifica las diferentes fortunas que vemos por doquier. Por lo tanto, no desesperamos del amor de Dios cuando vemos las desigualdades de la vida, pues sabemos que, a su debido tiempo, todos seremos perfectos, como es perfecto nuestro Padre en los cielos.


Tarde o temprano llegará el momento en que la persona se verá obligada a reconocer el hecho de que la vida, tal como la vemos, es pasajera y que, entre todas las inseguridades de nuestra existencia, existe una sola seguridad: la de la muerte.


Cuando la mente haya despertado a la realidad de la muerte, se presentarán las preguntas: ¿De dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿hacia dónde vamos? Éste es un problemas básico que todos tendremos que abordar, y es muy importante la forma en que lo hagamos, pues la comprensión que tengamos de ello condicionará toda nuestra vida.


Las enseñanzas rosacruces quitan también el aguijón de la pena causada por la pérdida de seres queridos, pues sabemos que es un hecho que “en Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”. De ahí que, si una sola alma se perdiese, se perdería una parte de Dios y tal cosa es absolutamente imposible. Bajo la inmutable Ley de Causa y Efecto, estamos sujetos a reencontrar a esos seres en algún momento del futuro, bajo otras circunstancias, y allí debe continuar el amor que nos une, hasta que encuentre su más plena expresión. Las leyes de la naturaleza serían violadas si una piedra lanzada desde la tierra hacia arriba, permaneciera suspendida en la atmósfera; y, bajo las mismas leyes inmutables, aquéllos que pasan a una esfera más elevada, deben regresar. Cristo dijo: “Debes nacer de nuevo” y “Si voy a mi Padre, regresaré”.


Cuando la barca de nuestra vida navega suavemente sobre el dulce mar en calma, sostenida por las hermosas brisas de la salud y de la prosperidad; cuando los amigos están siempre presentes para acompañarnos en los placeres que aumentarán nuestra alegría entre los bienes de este mundo; cuando los favores sociales o los poderes políticos nos son conferidos en cualquier esfera en que nuestros deseos busquen expresión, entonces podemos decir con toda el alma: este mundo es lo suficientemente bueno para mí. Pero, cuando se termina la tranquilidad; cuando el fuerte viento de la adversidad nos estrella contra la rocosa orilla del desastre y la ola del sufrimiento nos envuelve; cuando los amigos nos abandonan y toda ayuda se aleja de nosotros, entonces, como hace el marinero cuando lucha con el ímpetu de las olas, buscamos la guía de las estrellas.


Del mismo modo, el que busca un guía en el cual confiar en los días de tristeza y prueba, debe también abrazar una religión fundada sobre leyes eternas y principios inmutables, capaz de explicar el misterio de la vida en forma lógica, para que el intelecto quede satisfecho, y que contenga, al mismo tiempo, un sistema devocional capaz de satisfacer al corazón, para que ambos factores gemelos de la vida, reciban igual satisfacción. Sólo cuando el hombre tiene una clara concepción espiritual del esquema del desarrollo humano, está en condiciones de conformarse con su suerte. Cuando se le hace claro que ese esquema es beneficioso y bueno en el más alto grado y que todo está verdaderamente regido por el amor divino, entonces esa comprensión le hace sentir, tarde o temprano, una verdadera devoción y una seguridad que despiertan en él el deseo de convertirse en operario de Dios en la viña del mundo.


Ni los ojos ni los oídos han visto ni oído aún las glorias que nos esperan, pero Oliver Wendell Holmes ha expresado, en parte, lo que podemos esperar, como sigue:


Constrúyete mansiones más majestuosas,
oh, alma mía,
mientras pasan veloces las estaciones.
Abandona tu pasado limitado.
Deja que cada nuevo templo,
más noble que el anterior,
te acerque al cielo
con mayor espacio abovedado
hasta que, al fin, seas libre,
y abandones tu inservible concha
en el infatigable mar de la vida.