martes, 6 de abril de 2010

DETERMINACIÓN DEL TIEMPO DE LA PASCUA

Soy masón y desearía conocer qué es lo que determina el tiempo de la Pascua cada año. También, cuál es la conexión existente entre la resurrección de Cristo en la Pascua y la resurrección de Hiram Abiff en el ritual masónico.
Respuesta: La leyenda masónica dice que en el principio Jehová creó a Eva, y Samael, el Espíritu Lucifer, se unió con ella y de esta unión nació Caín. Luego Samael dejó a Eva y ella se convirtió virtualmente en una viuda. Así es que Caín era el hijo de una viuda, y de él descendieron todos los artesanos del mundo, incluyendo a Hiram Abiff, el gran maestro artífice en el templo de Salomón, quien es por lo tanto llamado también “hijo de la viuda”, como lo son todos los Francmasones hasta este día. Después de que Samael hubo dejado a Eva, Jehová creó a Adán, y él se unió a Eva, y como resultado nació Abel. Así es que Caín era semidivino, inspirado por su propio genio creador inherente, que se ve en todos sus hijos hasta hoy en la política y en todas las invenciones industriales que civilizan el mundo, mientras que Abel era el hijo de dos seres humanos. Él no sabía cómo crear sino que apacentaba el rebaño ya creado para él por el autor de su ser, Jehová.
Jehová desdeñaba el sacrificio de Caín, quien había hecho crecer dos hojas de hierba donde antes había una. Él prefería más tener un dócil autómata como Abel, de quien estaba seguro que obedecería implícitamente sus mandatos, que un pensador original como Caín. Así es que hubo enemistad entre Caín y Abel, con el resultado de que este último fue muerto. Luego nació Seth, y de él han descendido todos aquellos que siguen ciegamente los dictados de su creador y son conocidos como el sacerdocio y sus seguidores. Entre ellos estaba Salomón; el rey. A él reveló Jehová el diseño para su Templo, pero Salomón era inhábil para producir el diseño y por consiguiente se vio obligado a emplear a Hiram Abiff, un artífice hábil, un hijo
de Caín, y por lo mismo el “hijo de una viuda”.
Los masones altamente místicos reconocen el hecho de que desde el punto de vista cósmico Hiram Abiff está simbolizado por el Sol. Mientras el Sol (Hiram) está en los signos boreales,
Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo y Virgo, está entre amigos y seguidores fieles, pero cuando en el curso del año entra en los signos australes, Libra, Escorpio y Sagitario, es asaltado por los tres conspiradores, como se relata en la leyenda masónica y finalmente asesinado en el solsticio de invierno, para resucitar de nuevo al ascender hacia el ecuador, el cual cruza en el equinoccio vernal. La leyenda masónica relata que la Reina de Saba hizo un viaje desde muy lejos para ver al sabio Salomón, de quien ella había oído hablar mucho. A ella se le mostró también el bello Templo y deseó ver al hábil artífice, el maestro constructor y sus obreros que habían hecho tal maravilla.
Pero siempre ha habido enemistad entre los hijos de Caín y los hijos de Seth. Aun cuando han cooperado, nunca se han tenido confianza completa, y Salomón temió que su bella prometida se enamorase de Hiram Abiff. Por lo tanto se esforzó en llamar él mismo a los obreros, pero ninguno respondió. Ellos “conocían la voz de su maestro”, Hiram Abiff (el Sol en Aries, el signo del Cordero). Ellos estaban educados para oír su voz y no prestaban atención a ninguna otra voz. Por eso Salomón al final se vio obligado a enviar a buscar a Hiram Abiff y pedirle que llamase a sus artesanos, y en el momento en que él alzó su martillo (Aries, que es el signo de su autoridad y exaltación), vinieron en una multitud que no podía ser contada, cada uno listo a hacer su voluntad.
En la primavera el Sol (Hiram) entra en Aries, el signo de su exaltación. Este signo tiene la forma del martillo que Hiram levantó, y todos los obreros del templo (el universo) se precipitan a hacer su mandato y llevar a cabo su trabajo cuando asciende al trono de su dignidad y autoridad en los cielos del Norte. Él es su pastor porque en el equinoccio vernal entra en Aries, el signo del carnero o cordero, y a Él oyen, pues estas fuerzas de la naturaleza no reciben órdenes de ninguno más que del sol en Aries, el Sol Oriental.
Esta es la interpretación cósmica, pero de acuerdo con la ley de analogía Hiram, el hijo de Caín, también debía ser elevado a un más alto grado de Iniciación. Sólo el Espíritu del Sol próximo a remontarse a los cielos podía efectuar esto. De aquí que Hiram renació como Lázaro y fue resucitado por la fuerte garra del León. Él había sido un líder de sus artesanos durante el régimen de Jehová y Su criatura, Salomón. Por medio de esta Iniciación él fue elevado con el propósito de que fuese un líder en el Reino de Cristo y ayudase a la misma gente a lograr una fase más elevada de su evolución. Por consiguiente, se convirtió en un Cristiano encargado de explicar los misterios de la Cruz, y como símbolo de este misterio la Rosa fue agregada, y esta misión fue representada en su nombre simbólico, Christian Rosenkreutz (Cristiano Rosacruz).
La rosa es llamada el emblema del misterio en general, pero la mayoría de la gente no se da cuenta de que esta adición de la rosa a la cruz fue el origen de ese significado simbólico. La rosa es el emblema del misterio de la cruz porque ella explica el sendero de la castidad, la transmutación de la pasión, de la sangre en amor. Lázaro por lo tanto se convirtió en Christian Rosa Cruz y los Rosacruces son los mensajeros especiales de Cristo para los hijos de Caín, así como Jesús lo es para los hijos de Abel.
Los fariseos sabían mucho del origen oculto de estas dos clases de humanidad, y por consiguiente el milagro de Lázaro fue para ellos el crimen supremo del Cristo. Se alarmaron seriamente entonces ante la amenaza de que su religión nacional fuese reemplazada por otra si seguían haciéndose tales señales, porque ellos presintieron que era una Iniciación de una naturaleza superior a la que ellos conocían y que presagiaba una entrada en un ciclo más elevado. Antes del Cristo todas las religiones eran religiones raciales, adaptadas a los pueblos a los cuales fueron dadas, y compatibles únicamente con esos pueblos. Todas estas religiones fueron religiones de Jehová. Así como el Padre fue el más elevado Iniciado del Período de Saturno, así Cristo, el Hijo, fue el más alto Iniciado del Período Solar, y Jehová, el Espíritu Santo, fue el más alto Iniciado del Período Lunar. De Jehová vinieron entonces las religiones raciales que trataban de preparar a la humanidad por medio de la ley a lo largo del sendero de la evolución. Estas religiones raciales deben ser sucedidas por la religión universal del Espíritu del Sol, Cristo, que unirá a todos los hombres en una hermandad. El cambio de una a la otra y el hecho de que la religión lunar de Jehová debe preceder a la religión del Espíritu Solar, Cristo, están simbolizados en la manera por la cual la Pascua es determinada.
La regla en uso actualmente para determinar la fecha de la Pascua es que debe caer en el primer domingo que siga a la Luna llena pascual. Este fue el método original adoptado por los primitivos cristianos quienes tenían conocimiento del significado oculto y lo tenían en consideración, pero muy pronto individuos ignorantes iniciaron cismas y la fijaron a diferentes tiempos. Esto ocasionó no poca controversia. En el siglo segundo surgió una disputa sobre este punto entre la Iglesia Oriental y Occidental. Los cristianos orientales celebraban la Pascua el día 14 de la primera Luna o mes judío, considerándola equivalente de la Pascua Judía. Los cristianos occidentales la conservaron en el domingo siguiente al día 14, sosteniendo que era la conmemoración de la resurrección de Jesús. El Concilio de Nicea, en el año 325 de nuestra era, se pronunció en favor del uso occidental, marcando la práctica oriental con el nombre de herejía. Esto, sin embargo, solamente estableció el punto de que la Pascua no debía ser celebrada en un cierto día del mes o de la Luna, sino en un domingo. El ciclo astronómico apropiado para calcular la ocurrencia de la Luna Oriental todavía no estaba determinado, pero ellos finalmente se decidieron por el antiguo método de fijar la fiesta por medio de la Luna, y así fue al fin revivificada la antigua costumbre original.
Así es que ahora la Pascua es celebrada el mismo día, como se estipula en la antigua tradición para simbolizar adecuadamente el significado cósmico del acontecimiento, y a este respecto tanto la Luna como el Sol son factores necesarios, ya que la Pascua no es simplemente un festival solar. El Sol no solamente debe haber pasado el ecuador, como lo hace el 21 de marzo, sino que la Luna llena que sigue al equinoccio vernal, también debe haber pasado. Entonces el siguiente domingo es Pascua, el día de Resurrección. La luz del Sol vernal debe ser reflejada por una Luna llena antes de que ese día pueda amanecer sobre la tierra, y hay, como se dijo, un profundo significado detrás de ese método de determinar la Pascua, a saber, que la humanidad no estaba suficientemente evolucionada para tener la religión del Sol, la religión cristiana de hermandad universal, hasta que hubo sido preparada a través de las religiones de la Luna, que segregaron a la humanidad en grupos, naciones y razas. Esto está simbolizado por la ascensión anual del Espíritu del Sol en la Pascua que es demorada hasta que la Jehovística Luna ha devuelto y reflejado completamente la luz del Sol de Pascua.
Todos los fundadores de las religiones de raza, Hermes, Buda, Moisés, etc., fueron Iniciados de los misterios Jehovísticos. Eran hijos de Seth. En su Iniciación ellos fueron imbuidos con su particular Espíritu de la Raza, y este Espíritu, hablando por boca de tal Iniciado dio leyes a su pueblo, como por ejemplo, el Decálogo de Moisés, las leyes de Manú, las nobles verdades de Buda, etc. Estas leyes pusieron de manifiesto el pecado, porque el pueblo no pudo cumplirlas en su estado de evolución. Así, pues, en consecuencia, ellos originaron una cierta deuda del destino. Este destino tenía que llevarlo sobre sus hombros el Iniciado humano fundador de la religión, y así tuvo que nacer una y otra vez para ayudar a su pueblo. Así, Buda renació como Shankaracharya y tuvo cierto número de otros renacimientos. Moisés renació como Elías, y Juan el Bautista; pero Cristo, por otra parte, no tenía necesidad de nacer, en primer lugar, porque lo que hizo lo hizo por Su propia libre voluntad para ayudar a la humanidad a emanciparse de la ley del pecado y de la muerte.
Las religiones raciales del Dios lunar, Jehová, trasmitieron la voluntad de Dios a la humanidad de una manera directa a través de los videntes y profetas, quienes eran instrumentos imperfectos, así como los rayos lunares reflejan la luz del Sol.
La misión de estas religiones fue preparar a la humanidad para la religión universal del
Espíritu del Sol, Cristo, Quien se manifestó a nosotros sin intermediario, como la luz que viene directamente del Sol, y “vimos Su gloria como del Engendrado a solas del Padre, cuando Él enseñó el evangelio del amor. La religión cristiana no nos da leyes, sino que predica el amor como cumplimiento de la ley. Por consiguiente bajo esta religión no se generan deudas del destino, y Cristo, quien en primer lugar no tenía necesidad de nacer, no fue atraído al renacimiento bajo la Ley de Causación, como lo fueron los fundadores de las religiones lunares y raciales, Quienes de tiempo en tiempo deben cargar con los pecados de sus seguidores. Cuando Él aparezca será en un cuerpo hecho de los dos éteres superiores: los éteres luminoso y reflector, el dorado vestido de bodas llamado por Pablo soma psuchicon o cuerpo-alma, quien es muy enfático en su afirmación de que "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios". Él afirma que seremos transformados y seremos como Cristo, y si no podemos entrar al reino en un cuerpo de carne, sería absurdo suponer que el Rey de Gloria llevase tan incómodo y grosero traje.
El sacerdocio, del cual sacó Jehová Sus representantes, los profetas y fundadores de religiones y constructores de Templos espirituales, son los hijos de Seth. Los hijos de Caín todavía sienten en sus pechos la naturaleza divina de su antepasado. Ellos repudian el método indirecto de la salvación por la fe de la Iglesia e insisten en encontrar la luz de la sabiduría por sí mismos mediante los métodos directos de las obras, perfeccionándose en las artes y oficios y construyendo el templo de la civilización material por medio de la industria y la política de acuerdo con el plan de Dios, el Gran Arquitecto del Universo, siendo Cristo "La principal Piedra Angular”, y cada masón místico una "piedra viviente".
A su tiempo, sin embargo, estas dos corrientes de los Hijos de Seth y los Hijos de Caín deberán unirse para llegar a los portales del reino de Cristo. Antes de Su tiempo no hubo manera de que tal amalgama pudiese tener lugar; pero cuando Cristo, el gran Espíritu del Sol, vino, Salomón había renacido como Jesús, en cuyos vehículos inferiores entró el Cristo en el Bautismo; e Hiram Abiff había renacido como Lázaro. Cuando Lázaro fue resucitado (levantado) por medio de la poderosa garra del León de Judá, Hiram y Salomón, los antiguos antagonistas, olvidaron sus diferencias como lo aconsejó el Espíritu de Cristo, y ahora ambos están trabajando por el establecimiento del Reino de Cristo. Esto fue lo que los fariseos temían o sospechaban, y de aquí sus temores de que este Jesús iniciase a muchas personas y les sustrajese de la religión de raza a la cual ellos (los fariseos) se habían adherido tenazmente.

PREGUNTA Nro. 142 extraida del libro Filosofía Rosacruz en preguntas y respuestas de Max Heindel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario