jueves, 28 de julio de 2011

LA SENDA DEL CORAZÓN, por Papus

Conozco un hombre sencillo que nunca ha leído un libro y que, sin embargo, puede resolver los más famosos problemas de la ciencia mejor que muchos científicos. Hay gente humilde sin calificaciones académicas ni experiencia médica para quienes el cielo es tan accesible que los enfermos son sanados a petición suya y los malvados sienten que sus corazones se consumen en amorosa bondad con su contacto. Juana de Arco nunca había leído un tratado sobre estrategia ni visto un campo de batalla pero derrotó en su primer intento a los grandes estrategas de su tiempo! ¿Como pudo ser esto? Es muy sencillo: porque ella se sometió completamente a la Voluntad Divina y no cuestionó al Invisible como hubiese hecho un adepto del plano intelectual.


Debiera uno entonces maravillarse con la embrollada forma en que los críticos miran a estas criaturas animadas por la "viviente luz del Padre" y que son generalmente conocidas como místicos?


Ellos (los adeptos del plano intelectual) no pueden comprenderlos porque tratan de medir facultades universales con las limitadas capacidades de sus cerebros. Porque no puede entenderlo, el crítico insulta al místico y lo tiene en menosprecio, mientras que el místico ora por su atormentador y continúa con su labor de amor.


El sendero del desarrollo espiritual es sencillo y recto hacia delante: "Vive siempre para los demás y nunca para ti"; "Haz a los demás como quieres que se te haga en todas las cosas"; "Nunca hables o pienses mal del ausente"; "Haz lo difícil en lugar de hacer lo que deseas"; - estas son algunas de las fórmulas de la senda mística que conduce a la humildad y la oración.


Existe una forma de purificación física muy querida por el corazón del adepto del plano intelectual: es el vegetarianismo, que debilita la atracción de lo físico. Pero esta purificación no significa nada sin embargo, si al purgar el cuerpo de la influencia animal, no purgamos el cuerpo astral del egoísmo y el influjo de la vanidad, ---cien veces más dañinos que los impulsos nacidos de comer carne. Cuando un hombre piensa que sabe algo y se coloca a si mismo a la par de los Dioses, trabajando para conseguir su salvación personal y se retira en una torre de marfil para purificarse, por qué ha de dársele algo? Piensa que tiene lo que necesita y se considera a sí mismo como una persona pura y conocedora de todo. Pero cuando un hombre es sencillo y sabedor de su debilidad, y conoce que su voluntad carece de importancia si no se conforma con las acciones del Padre Celestial, cuando no está preocupado con su pureza personal ni con sus necesidades sino con el sufrimiento de los demás, entonces el cielo lo reconoce como uno de sus "niños pequeños" y Cristo manda que sea conducido hacia él.



Una madre que ha trabajado toda su vida por educar no sólo a sus propios hijos sino a los de gentes más pobres que ella es mayor delante del Eterno que el teólogo pedante y el así llamado adepto tan orgulloso de su pureza. Esta es una verdad instintiva que impresiona a la gente sin necesidad alguna de demostración porque es una verdad aplicable a todos los niveles. Por tanto que el estudiante aspire a la simplicidad en lugar de la pedantería y se cuide de los hombres que se presenten como perfectos porque "cuanto más alto más dura es la cada!" La Senda Mística requiere así de una ayuda incesante en todas las etapas de la evolución y la perfección.


En el plano físico, ayuda de amigos y maestros que enseñen mediante el ejemplo; en el plano astral, auxilio de los pensamientos de devoción y de caridad que iluminen el sendero y permitan soportar las pruebas por medio de la paz del corazón; por último, en el plano espiritual, asistencia de los Espíritus Guardianes fortalecidos por los sentimientos de piedad hacia todos los pecadores y de indulgencia por todas las debilidades humanas as como orar por todos los ciegos obstinados y por todos los enemigos. Es entonces, que toda la sombra terrenal desaparece lentamente, que el velo es levantado por un momento y que el Divino sentimiento de saber que nuestras oraciones son escuchadas llena el corazón de coraje y amor.

Habiendo alcanzado ese punto el místico no puede entender la necesidad de las llamadas sociedades eruditas, incluso de aquellas dedicadas al ocultismo, ni de libros tan numerosos, necesarios para explicar cosas tan simples. Es muy cauteloso con las sociedades y los libros y se retira más y más en comunión con el desamparado y el miserable. Acata y no lee más, ora, perdona y ya no tiene más tiempo para juzgar y criticar. El intelectual, observando semejante hombre, se pregunta ante todo mediante que libros ha alcanzado aquel estado, también a que tradición pertenece y por último, en que categoría ha de colocarse para... juzgarlo mejor! Busca la "palabra mágica" que el místico usa para curar a voluntad las más malignas enfermedades, por la forma de hipnotismo que le permite influenciar las mentes de otros de tal manera, incluso a remota distancia, y por el propósito egoísta detrás de todo.


Y como el intelectual no encuentra en los libros una respuesta a estas preguntas, y como necesita una explicación para reconquistar su serenidad mental, se dice a s mismo muy gravemente o al círculo de sus admiradores: "Posesión!" o un "Místico!" o "Simple Sugestión!"...y todo está dicho. El intelectual, de este modo se hace un poco más vano y el místico, ---un poco más humilde.


Y mientras que el estudio, la lectura y el tiempo son necesarios para progresar en el plano intelectual, nada de esto es necesario para progresar en la senda mística. Puede ser recorrida casi hasta el final y en una hora de nuestro tiempo terrestre como lo hizo Swedenborg en el primer día de su visión y como lo hizo Jacob Boehme, o puede tomar 19 años incluso antes que su entrada sea descubierta, como fue el caso de Willermoz y muchos ocultistas. La razón es que la puerta hacia esta senda no es abierta por el buscador sino por sus guías invisibles y por la fuerza de su ser espiritual. Por tanto, no hay nada ms fácil ni nada más difícil que seguir esta senda.



Está abierta a todos los hombres de buena voluntad y ningún otro hombre es digno de ella. La entrada es tan baja que sólo los niños pequeños pueden entrar. Como aquellos que acuden a esta puerta son con frecuencia hombres altos y orgullosos que piensan que está por debajo de su dignidad empequeñecerse, la entrada permanece por mucho tiempo invisible para ellos.


Papus
(Gerard Encause)

martes, 26 de julio de 2011

A Los que Lloran a Sus Muertos

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” (Mateo 5:4)


Estas palabras del Gran Confortador que visitó la Tierra hace dos mil años, vienen a la mente de todos durante la fiesta de Pascua, que trae alegría a millones, ya que la Humanidad está despertando, cada día más, a su verdadero significado.


La Pascua, que se celebró una vez por unos pocos cristianos, ya no es sólo una festividad cristiana. Ya no está reservada a los que aceptan el pan y el vino consagrados de las manos de sus sacerdotes. Se ha convertido en un gran día de alegría para los pueblos de todas las naciones y para los seguidores de todas las religiones; incluso para los que nunca pisan una iglesia.


Se ha convertido en costumbre que, tanto las gentes de los distritos rurales como las de las ciudades, elijan una colina para colocar allí una cruz y, en el alegre día de Pascua, se reúnan fraternalmente y adoren en comunidad, sin discriminaciones por razón de raza, credo o color; y, en nombre del más grande Espíritu que jamás haya habitado un cuerpo físico, adoren al Espíritu Universal, ofreciendo alabanzas y agradeciendo la vida y la luz que fueron su tarea en el gran esquema de Dios. Este espíritu universal de la alegría se expresa, precisamente, un día que nos trae a la memoria un hombre clavado en una cruz, que muestra a la Humanidad un rostro contraído por el dolor, y un cuerpo humano experimentando la agonía de la muerte. ¿Por qué se ha de regocijar la Humanidad en un día conectado en la memoria con un acto tal de brutalidad sucedido hace dos mil años?


Cristo Jesús


El hombre, en su ausencia de conocimiento, y en su vaga comprensión de la justicia de un Padre amoroso, ha convertido la tumba en un sepulcro sombrío, algo que produce temor, y en un final para todas sus aspiraciones y ambiciones. Durante edades, ha temido este final de la existencia física y ha hecho de ello un tiempo de intenso duelo, un período repleto de lágrimas. Pero, ese gran Espíritu que tenía poder sobre la vida y la muerte, permitió ser crucificado. Vino a la Tierra con ese fin. Puede, por tanto, surgir la siguiente pregunta: si afirmamos que Jesús el Cristo tenía poder sobre Su vida, ¿por qué permitió que se perpetraran contra él aquellas grandes indignidades y crueldades y por qué no se libró a sí mismo de aquella muerte indigna y cruel?


En la parábola del redil, en Juan 10, Jesús dijo a sus oyentes: “ Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas… Por eso mi Padre me ama, porque yo me desprendo de mi vida para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita. Yo la doy voluntariamente. Está en mi mano desprenderme de ella y está en mi mano recobrarla. Éste es el encargo que me ha dado el Padre”. Hay otra afirmación hecha por Cristo, después de la crucifixión, tras haber experimentado la muerte en la cruz, cuando regresó de los mundos espirituales para reunirse con sus discípulos. En el capítulo 28 de Mateo, versículo 18 , de nuevo proclama tener ese poder: “Y Jesús llegó y les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la Tierra”.



Vida después de la vida


Cristo vino a la Tierra a impartir a los hombres una lección especial y, estando destinado a ser el Salvador de la Humanidad, la lección más importante que podía enseñar era la de la fe. Fe en Su Dios y la fe en una vida tras la muerte. Con su misma muerte debía traer al hombre la fe y la creencia en una vida después de ella. Predicó la inmortalidad y, para imprimir ese hecho en la Humanidad, debió pasar por los dolores de la muerte para volver a la vida y traer al hombre la prueba de una existencia post mortem. Y, para completarlo, se apareció a sus amados discípulos en su cuerpo espiritual. En I corintios, dice Pablo: ”Después se apareció a más de quinientos hermanos juntos; de los cuales, muchos viven aún y otros han muerto”. Anduvo y conversó con ellos para que creyeran que lo que les había predicado, la inmortalidad del alma, era un hecho y que, cuando el hombre abandona su cuerpo físico, sigue viviendo en un cuerpo más sutil y etéreo.


Pablo trae también al hombre mucha esperanza en una vida tras la muerte en el quinto capítulo de II Corintios, versículos 1 y 2: “Es que sabemos que, si nuestro albergue terrestre, esta tienda de campaña, se derrumba, tenemos un edificio que viene de Dios, un albergue eterno en el cielo, no construido por hombres; y, de hecho, por eso suspiramos, por el anhelo de vestirnos encima la morada que viene del cielo.


En el capítulo quince de I Corintios, de nuevo predica a los que no creen en la vida después de la muerte. Este maravilloso capítulo se emplea por la mayor parte de los sacerdotes para proporcionar fe y consuelo a quienes se sienten despojados por la pérdida de un ser querido.: “Se siembra un cuerpo animal; resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo animal, lo hay también espiritual.”


Durante la Antigua Dispensación, y a través de todo el Antiguo Testamento, el hombre tenía muy poca esperanza en una vida tras la muerte. Para él, la tumba ponía fin a todo. Se comprueba esa desesperanza cuando se lee el noveno capítulo del Eclesiastés, versículo quinto, donde se afirma: “Los vivos saben … que han de morir; los muertos no saben nada, no reciben un salario cuando se olvida su nombre”.


Hecho a imagen de Dios


Las enseñanzas rosacruces proclaman que el hombre es un espíritu inmortal hecho a imagen de Dios. Porque, ¿no se nos ha dicho, en el versículo 26 del capítulo primero del Génesis, que Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen?” Por tanto, si Dios es espíritu y el hombre está hecho a su imagen, ¿podemos seguir negando que el hombre no puede morir o que si muriese moriría una parte de Dios? ¿Puede alguien imaginar a un Gran espíritu que crease un ser como el hombre, a su propia imagen, y luego le permitiese morir? ¿Podría tal hombre llegar a ser él mismo un creador, como Dios lo destinó a ser, si una vida terrestre constituyese toda su existencia y si, cuando hubiera vivido sus setenta años saliese de la misma sin ninguna posibilidad de llegar a ser perfecto como su Padre celestial? Si uno se detiene a reflexionar sobre esta materia, se convence de que el hombre también ha de seguir evolucionando, aprendiendo, con el fin de llegar a ser omnisciente como su Padre en el cielo lo es, y de que eso no puede lograrse en una cota vida de unos cuantos años. Para aprender esas lecciones en la Tierra, sobre la que Dios le dio poder, el hombre ha de volver una y otra vez y, en cada encarnación, ha de cargar con su cruz de materia, su cuerpo físico.


El hombre ha de aprender, mediante su cuerpo físico, a convertirse en un creador como su Padre en el cielo. Ésa es la herramienta que utiliza en sus esfuerzos por aprender las numerosas lecciones de vida, con el fin de ser reconocido como hijo por su Padre celestial. Pero esa herramienta, el cuerpo físico, se cansa y se agota; y es necesario darle al espíritu un tiempo para poder digerir y asimilar toda la experiencia adquirida en la Tierra. Por eso Dios ha dispuesto que el espíritu salga de su vieja vestimenta desgastada y funcione en su cuerpo espiritual.


Cuando eso ocurre, el hombre, con su limitada visión, se aflige por el cambio; y le parece la despedida final el hecho de que se desintegre el viejo y desgastado vestido de un ser querido, y pueda funcionar en un traje o cuerpo más etérico, en el que no esté limitado por la distancia, ni sea la materia física una barrera infranqueable para su desplazamiento. Éste es el cuerpo espiritual del que habla Pablo en II Corintios, un edificio no hecho por las manos de los hombres, eterno en los cielos. En ese vehículo, nuestros seres queridos pueden visitarnos y, aunque, en nuestra ceguera, no disponemos de la vista espiritual para percibirlos, no por eso están menos cerca de nosotros. Ellos siguen interesados en nuestro bienestar y, cuando los necesitamos, no nos fallan; nos animan y ayudan mucho más de lo que creemos, aunque con nuestra aflicción podamos obstaculizar su progreso en esa nueva vida a la que se les ha llamado.


Cuando un hombre cae en profundo sueño y su cuerpo físico queda inerte sobre el lecho, está despierto y activo en el reino del espíritu. El cuerpo físico ya no es un obstáculo. Sin embargo, está unido a él mediante el Cordón de Plata, que lo conduce de vuelta a su cuerpo al despertar. Durante la inconsciencia del sueño, está en el país de los muertos que viven y, si lo desea, puede comunicarse con sus seres queridos, que están siempre cerca.


El estudiante de la Fraternidad Rosacruz tiene la certeza de la cercanía de los que han pasado al mundo invisible en lo que, comúnmente, se denomina muerte, y no se aflige como los que no tienen esperanza. Sabe que sus seres queridos no se han alejado, sino que, como dice John McCreery en su poema “No hay muertos”: “No están muertos. No han hecho sino pasar más allá de las nieblas que aquí nos ciegan, a una nueva y mayor vida en una esfera más serena”


Vida inmortal


El conocimiento adquirido por los estudiantes de estas enseñanzas avanzadas ha hecho desaparecer el aguijón de la muerte, pues ellos saben que quienes han abandonado sus cuerpos mortales no están muertos, sino que están disfrutando la libertad de la vida en los mundos espirituales. Están convencidos de que Dios no hizo el hogar del alma humana ni inspiró al espíritu humano con la fe y el amor, para precipitarlo en la muerte, para destruir la obra de sus propias manos. El hombre es la obra maestra de Dios y, como tal, esta chispa de la divinidad, hecha a Su imagen, no puede morir. De otro modo sería destruída una parte de Dios.


Cristo vino voluntariamente a la Tierra para encerrarse en un cuerpo físico, sabiendo que el resultado seria proporcionar esperanza y fe a la Humanidad. Debió morir y resucitar para demostrar al hombre que la muerte es sólo una manifestación física, una liberación de un espíritu divino. Vino a una Humanidad cegada por el miedo a la tumba y para la que ésta era un abismo que engullía y hacía desaparecer al espíritu. Se encontró con la muerte como el rey de los temores y supo que sólo Él podría devolver al hombre la fe en una vida inmortal y proporcionarle la certeza de que es un espíritu glorificado. Dejo estas palabras confortadoras, que traen solaz y fe a quienes creen en Él:


“No estéis agitados; fiaos de Dios y fiaos de mi. La casa de mi padre tiene muchos aposentos. Si así no fuera, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os lo prepare, volveré para llevaros conmigo; así, donde esté yo, estaréis también vosotros.”(Juan 14: 1-3).

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miércoles, 20 de julio de 2011

Retraso Mental

El retardo o retraso mental es uno de los más trágicos y el menos comprendido de los problemas sociales. Años pasados, a los retardados mentales se los consideraba fuera de toda ayuda, siendo observados simplemente como una horrible y deplorable condición y se los dejaba vegetar fuera de la vista de la gente 'Respetable", recientemente con el progreso se ha hecho más caridad con el trato de estos infortunados individuos, y la actitud pública general les está permitiendo convivir como miembros reconocidos por la sociedad, a menudo actuando provechosamente dentro de su limitado campo de posibilidades.


De cualquier manera el progreso no suprime el dolor experimentado por los padres y familiares de estos tristemente afectados individuos. Si la causa del retardo mental fuera conocida, los conflictos y torturas experimentados por estas personas podrían suprimirse mejor y la humanidad comenzaría a actuar para dar una eventual solución al problema.


El retardo mental es considerado como una enfermedad, como cualquier otra sufrida por el individuo, engendrada solamente por su comportamiento durante la presente, o anteriores encarnaciones. Bajo la ley de consecuencia, debemos cosechar aquello que precisamente sembramos, y si nuestra conducta fue depravada o nuestro comportamiento incorrecto en cualquier sentido, debemos pagar esa deuda en nuestra encarnación física para así poder luego evolucionar.


Las aflicciones que afectan a la humanidad se pueden dividir en dos categorías: Mentales y Físicas. Las perturbaciones mentales son particularmente atribuibles al abuso de la función creadora. Así como el Espíritu Santo es la energía creadora en la naturaleza, la energía sexual es su reflexión en el hombre y el abuso de esta fuerza es la transgresión que debemos pagar en detrimento de nuestros vehículos hasta que comprendamos la parte Santa de la fuerza creadora. Las enseñanzas ocultas nos dicen que esta fuerza no debe ser usada para la gratificación sensual sino solamente para la propagación. El despilfarro de esta energía creadora podría ser transmutada en energía espiritual y usada en los planos superiores como agente de la Epigénesis (la habilidad de crear cosas nuevas).



La ciencia oculta también enseña que el cerebro y la laringe fueron construidos por los Angeles con la mitad de la fuerza creadora del hombre, quien antes de la adquisición de estos órganos, era bisexual y capaz de crear por sí mismo sin la cooperación de otro; pero dicha facultad se perdió cuando estos órganos fueron creados, y ahora es necesario la cooperación de otro ser del sexo opuesto para la generación de nuevos cuerpos para los espíritus que desean renacer. Hay todavía una interna conexión entre la actividad mental y sexual y el poder de la palabra. La evidencia de este afirmacion está en el caso de los maniáticos del sexo, quienes terminan idiotas incapaces de pensar correctamente porque están continuamente ocupados en enviar al exterior no solamente la parte de la fuerza sexual que es normalmente usada para la propagación, sino que también gran parte de la fuerza que podría ser usada para la construcción del cerebro, haciéndolo así capaz de producir pensamiento.


La visión espiritual revela que cuando el hombre estaba todavía en formación había una corriente de deseos donde quiera que ahora hay un nervio; la mente y la laringe mismas fueron hechos primero de sustancia de deseos. El deseo enviaba primero un impulso a través de la mente y creaba estas corrientes nerviosas, que hacían posible el movimiento del cuerpo y obtenía la gratificación indicada por el deseo. La palabra también es usada con el propósito de obtener un objeto deseado o un fin; a través de estas facultades el hombre ha obtenido cierto dominio sobre el mundo.


No obstante bajo la ley de consecuencia, él toma para sí un nuevo cuerpo, órganos y facultades que son similares a los que abandonó en la anterior oportunidad. Cuando la pasión ha arruinado el cuerpo en una vida, ésta se estampa en el átomo simiente. En el próximo descenso al renacimiento le es imposible al Ego tomar buen material con el cual pueda construir una sólida mentalidad.


El nace usualmente bajo uno de los signos comunes del Zodíaco, y por lo general los cuatro signos comunes están colocados en los ángulos para que los deseos pasionales encuentren dificultad de expresarse. Vemos pues que el poderoso impulso que antes regía en su mente, el cual debería ser usado para el propósito de la regeneración, está ausente; a él le falta la iniciativa en la vida y por ende viene imposibilitado y a menudo demente.

Como quiera que sea el espíritu no es demente, el ve conoce y tiene un vehemente deseo de usar el cuerpo, aunque sea un imposible, pero a menudo no puede enviar siquiera un simple impulso a través de los nervios, y los músculos del rostro y del cuerpo por consiguiente no están bajo el control de su voluntad. Este fenómeno de la falta de coordinación es el que hace del afligido un hecho lastimoso a la vista. De este modo es como el Espíritu aprende una de las mas duras lecciones de la vida: que es peor que la muerte el estar atado a vivir en un cuerpo inhábil sin encontrar expresión a través de él, porque la fuerza necesaria de deseos que acompaña al pensamiento, palabra y movimiento, ha sido consumida por un vivir incorrecto en las vidas anteriores y regresa el Espíritu sin la energía necesaria para manifestarse en su instrumento carnal.


Hay una notable excepción a la regla general de que los mentalmente retardados sean por el abuso de la función creadora en una vida pasada. Cuando un Ego desciende para el renacimiento, ve enteramente el panorama de su próxima vida y si a él le parece particularmente dura, procura salir fuera de la "escuela de la vida". Para esta época la conexión entre el cuerpo vital y los centros sensoriales del cerebro en el feto ya ha sido realizada, por consiguiente el esfuerzo del Espíritu por escapar del útero materno es frustrado. El tirón dado por el Ego desarregla las conexiones de los centros sensitivos entre el cuerpo físico y el etérico en tal forma que el cuerpo vital no queda concéntrico con respecto al cuerpo físico, causando que la cabeza etérica se extienda por fuera del cráneo físico, por esto es imposible para el espíritu usar el vehículo denso, está atado a un cuerpo sin mentalidad y la encarnación es prácticamente perdida.


Hay también casos más tarde en la vida que debido a un fuerte susto el Espíritu intenta salir del cuerpo físico con sus vehículos invisibles. Como resultado un tirón similar es dado por los centros sensoriales del cerebro, y el susto desarregla la expresión mental. Todos luego de haber estado asustados, probablemente hayan sentido una sensación similar, una agitación, como si alguna cosa estuviera intentando salir fuera del cuerpo denso. Esta sensación es causada por el cuerpo vital y de deseos, los cuales actúan velozmente, tanto que un tren expreso es lento en comparación. Ellos sienten el peligro, y se impactan antes que el susto haya sido transmitido al inerte y lento cuerpo físico, en el cual ellos están anclados, y el que evita su escape bajo tensiones ordinarias. Algunas veces, siempre que el estímulo sea demasiado fuerte se produce una desconexión sobre los centros etéricos sensoriales, exactamente como cuando se ha estirado un elástico y que puede recuperar su elasticidad, también en estos casos, es más fácil recuperar las facultades mentales que en los casos en los cuales es una demencia congénita traída de vidas pasadas, y que es causa de la inadecuada conexión. De tal manera vemos que el retardo mental no es el resultado de una injusticia de parte de Dios, no es un infortunado accidente; es el resultado de la propia conducta del Ego, así como en el caso de todas las dolencias, la aflicción individual ha sido traída por sí mismo.

Por supuesto que los mentalmente retardados no deben ser observados de ninguna otra forma que con profunda simpatía y atención. Todos los esfuerzos deben ser hechos para continuar expandiendo los bellos programas de educación y auto ayuda que ahora se ha comenzado a administrar para muchos de estos individuos. Ciertamente es por medio de la compasión y el amor que ellos pueden recibir orientación para trabajar, dentro de sus limitadas condiciones físicas, instándolos al esfuerzo de manera de que esta encarnación no sea perdida, sino por el contrario la misma constituya la más severa lección que tienen que aprender.


El retardo mental está siendo atendido, pero la humanidad debería de ir mucho más allá. A esta altura de la evolución y desarrollo humano y tecnológico de nuestra época es motivo de esta aflicción y el impropio uso de la fuerza creadora, viene a ser universalmente reconocido; la actitud moderna general que perdona una moral laxa y el estímulo de la indulgencia sexual, para la obtención del placer, no puede ayudar, pero las consecuencias serán desastrosas en un futuro para muchos miembros de la raza humana. Tal conducta deberá ser expiada, y la indulgencia de su pasión en la vida presente, segará las consecuencias en esta vida o en otra.


Nosotros hemos pasado a través de estados parecidos al mineral, vegetal, y animal antes de estar en estado humano, como somos actualmente, y más allá hay evoluciones superiores las cuales nos aproximan más y más a la Divinidad. Es nuestra pasión animal la que nos limita en el sendero del logro y de la pureza.


Es obvio también que muy poco progreso material puede ser hecho por un inhabilitado mental.


En el presente estado de evolución toda nuestra fuerza vital excepto la insignificante cantidad requerida para la propagación de la raza puede ser transmutada por sublimación de la mente y emociones en fuerza del alma.


Hasta que estos factores no sean reconocidos y aceptados por la generalidad, la raza no se librará de las limitaciones tanto físicas como mentales, las cuales ahora nos están causando mucho sufrimiento y nos impiden evolucionar.


FIN 

Extraido de: : http://www.rosicrucian.com/foreign/framespa00.html