El pensamiento puede que sea uno de los factores más importantes,
aunque menos comprendidos, en la evolución. El proceso del pensamiento,
si es que la gente lo toma siquiera en consideración, es generalmente
juzgado como un asunto netamente privado, teniendo solamente una
relación momentánea sobre uno mismo. Están propensos a estar
completamente inconscientes de las complicadas ramificaciones y
consecuencias, aun de los que parecen ser insignificantes pensamientos,
formados en sus mentes.
Para ilustrar la importancia del pensamiento, las Enseñanzas de la
Sabiduría Occidental nos dicen que todo lo que existe en el universo fue
primeramente un pensamiento. El Nuevo Testamento, originalmente
escrito en griego, usa la palabra "logos" que quiere decir "palabra" y
el pensamiento que precede a la palabra. La palabra puede ser
considerada la forma manifestada del pensamiento -- un sonido que
construye todas las formas y, de acuerdo al conocimiento oculto, los
incorpora. El hombre, evolucionando como un Dios en potencia, posee las
facultades latentes de la creación. En la actualidad él está
aprendiendo a crear; tiene la capacidad de pensar y puede expresar sus
pensamientos. Cuando no está capacitado de llevar a cabo sus ideas él
mismo, puede valerse de otros a través de su habla. Al continuar la
evolución, finalmente vendrá el tiempo en que él podrá crear
directamente por la palabra emitida de su laringe espiritualizada.
Enseñanza, a través de una serie de encarnaciones físicas, es necesario
para que no haga errores. El hombre no está todavía desarrollado
espiritualmente y, si ahora estuviera capacitado de crear directamente
por la palabra, sus creaciones serían imperfectas y perjudiciales.
La gran mayoría de la gente han formado el hábito de escuchar
apáticamente, lo cual los hace incapaces de sostener cualquier tema
hasta que esté cuidadosamente dominado. Aunque los pensamientos que
pasan por la mente pueden ser buenos, malos o indiferentes --en la
mayoría de casos lo último-- la mente generalmente no se agarra
suficientemente a ninguna de ellas como para percatarse de su
naturaleza. El control del pensamiento es frecuentemente muy difícil de
alcanzar. No obstante, una vez alcanzado, el poseedor tiene en su mano
la llave del éxito en cualquier rama de actividad que quiera seguir.
La fuerza del pensamiento es el medio más poderoso para conseguir el
conocimiento. Si está concentrada sobre un objeto, se abrirá paso a
través de cualquier obstáculo y resuelve el problema. Si la requerida
cantidad de fuerza de pensamiento es ejercitada, no existe nada que esté
más allá del poder de la comprensión humana. Mientras la
desparramamos, la fuerza del pensamiento nos es de pocco valor, pero en
cuanto estemos preparados para tomarnos el trabajo de domarla, todo
conocimiento es nuestro. Siendo el pensamiento nuestro poder principal,
tenemos que aprender tener absoluto poder sobre el, a fin de lo que
producimos no sea una ilusión inducida por condiciones externas, pero
imaginación real generada por el Espíritu interno.
Esta es una razón por la cual se exhorta a los estudiantes de las
Enseñanzas Rosacruces de realizar diariamente los ejercicios de
concentración, regularmente y con persistencia. Se les enseña a fijar
sus mentes inquebrantablemente sobre un solo objeto, permaneciendo tan
absorbidos en el mismo que todo lo demás es borrado de la conciencia.
Una vez que el estudiante ha aprendido a hacer esto, es capaz de ver el
lado espiritual de un objeto o idea iluminado por la luz espiritual, y
así obtiene un conocimiento de la naturaleza interior de cosas ni
soñadas por el hombre mundano. Hablamos de pensamientos como si fueran
concebidos por la mente, pero así como ambos padres son necesarios para
la generación de un niño, así también son necesario la idea y la mente
antes de que un pensamiento pueda ser concebido. Las ideas son
generadas por un Ego humano en la substancia espiritual de los mundos
internos. Esta idea es proyectada sobre la mente receptiva, dando
nacimiento a un pensamiento. Así que, cuando cada idea se reviste de
una forma hecha de material mental, se convierte entonces en un
pensamiento, tan visible para la visión interna de un clarividente
suficientemente desarrollado, como un niño lo es para sus padres.
De esta manera vemos que ideas son pensamientos embrionarios,
núcleos de substancia espíritual de los mundos internos. Concebidos
inadecuadamente en una mente enferma, se hacen extravagantes y
engañosos, pero si son gestados en una mente sana y formados en
pensamientos racionales, son la base de todo progreso material, moral y
mental.
No obstante, en el presente, la mente no está enfocada en una forma
tal que la capacita de dar una imagen clara y verdadera de lo que el
Espíritu imagina. No está apuntada en una sola dirección. Da una
imagen brumosa y nublada. De aquí la necesidad de demostrar la
inconveniencia de la primera consideración, y de originar nuevas
imágenes e ideas hasta que la imagen producida por el Espíritu en
substancia mental haya sido reproducida en substancia física.
En el mejor de los casos somos capaces de hacer pasar por la mente
sólo aquellas imágenes que tienen que ver con la forma, porque la mente
humana no fue empezada hasta el presente Período Terrestre de nuestra
evolución y, por consiguiente, está ahora en su etapa de forma o
"mineral". Así que, en nuestros funcionamientos, estamos confinados a
formas y minerales. Podemos imaginar maneras de trabajar confinados a
formas y minerales. Podemos imaginar maneras de trabajar con las formas
minerales de los tres reinos inferiores, pero podemos hacer poco o nada
con cuerpos vivientes. Ciertamente podemos injertar ramas vivas en
árboles vivos, o una parte viva de un animal u hombre en otra parte
viva, pero no es vida con la que estamos trabajando; es solamente forma.
Creamos diferentes condiciones, pero la vida que ya está habitando la
forma continúa haciéndolo todavía. Crear vida está más allá del poder
humano hasta que su mente se despierte.
Mucha gente cree que todo lo que existe es el resultado de otra
cosa, y no dan consideraciones a la posibilidad de otra formación nueva,
original. Aquellos que estudian la vida, por lo general hablan
solamente de involución y evolución; aquellos que estudian la forma, o
sea los científicos modernos, se preocupan únicamente con la evolución.
Los más avanzados entre ellos, no obstante, están ahora comenzando a
encontrar otro factor, que han llamado epigénesis, el impulso creativo.
Y en 1757, Caspar Wolff publicó su "Theorea Generationis", en la que
demostró que en el desarrollo del óvulo hay una serie de nuevas
formaciones sin dar señales en absoluto de lo que había precedido. En
las formas de vida inferiores, donde los cambios son rápidos, la
epigénesis puede ser demostrada bajo un microscopio.
Desde que la mente fue dada al hombre, este impulso original
creativo, epigénesis, ha sido la causa de todo nuestro desarrollo. Es
verdad que nosotros construimos sobre aquello que ya ha sido creado. No
obstante hay también algo que es nuevo, debido a la creatividad del
Espíritu. De esta manera llegamos a ser creadores. Si solamente
imitamos lo que ha sido presentado por Dios para nosotros, jamás sería
posible para nosotros llegar a ser inteligencias creativas -- seríamos
simples imitadores. Y, repetimos, es pensamiento lo que está detrás de
todo lo que es creado a través de epigénesis.
Hemos sido colocados en este mundo físico para que podamos aprender a
pensar correctamente y desarrollar epigénesis en forma constructiva.
Por ejemplo, tomemos el caso de un inventor quien tiene una idea. La
idea no es todavía un pensamiento, es una repentina noción que todavía
no ha tomado forma. Gradualmente, no en su pensamiento, y ante su
visión mental esa máquina aparece con sus ruedas girando para un lado u
otro, como sea necesario para efectuar el trabajo requerido. Entonces
comienza a dibujar los planos para la máquina, y aun en esta etapa verá
probablemente que probablemente modificaciones serán necesarias. De
esta manera ya vemos que las condiciones físicas indican al inventor
donde su pensamiento no estaba correcto. Cuando construye la máquina
con el material apropiado para la ejecución del trabajo, más
modificaciones serán generalmente necesarias. Tal vez tenga que
descartar la primera máquina y construir una enteramente diferente. Por
eso las condiciones físicas concretas le han capacitado para descubrir
el defecto en su razonamiento; le obligan a hacer las necesarias
modificaciones en su pensamiento original para conseguir una máquina que
hará el trabajo.
En asuntos comerciales o filantrópicos, el mismo principio sirve.
Si nuestras ideas concernientes a los diversos asuntos de la vida están
equivocadas, serán corregidas cuando son aplicadas para el uso práctico.
Por lo tanto, es absolutamente necesario que moremos en este mundo
físico y aprendamos a manejar el poder del pensamiento -- un poder
mantenido en la actualidad bajo control, hasta cierto punto, por
nuestras condiciones materiales.
Para ilustrar la importancia del pensamiento, mencionemos que todo
lo que está en este mundo y que ha sido hecho por la mano del hombre, es
pensamiento cristalizado: las sillas sobre las que nos sentamos, las
casas en que vivimos, las diversas comodidades que usamos -- todas ellas
fueron alguna vez un pensamiento en la mente del hombre. Si no hubiese
sido por aquel pensamiento, el objeto jamás hubiera aparecido. De
manera similar, los árboles, las flores, las montañas, y los mares son
las ideas-formas cristalizadas de las Fuerzas de la Naturaleza.
En este mundo estamos impulsados a investigar y estudiar una cosa
antes de conocerla. No obstante, investigadores ocultos que han sido
capaces de funcionar en uno de los mundos espirituales, llamado el Mundo
del Pensamiento, descubren que es diferente allá. Cuando deseamos
saber algo sobre cualquier cosa en particular allá, dirigimos nuestra
atención hacia él y el objeto nos habla, por decirlo así. El sonido que
emite, en seguida da una comprensión luminosa de cada fase de su
naturaleza. Obtenemos la comprensión de su historia pasada; la historia
completa de su desenvolvimiento nos es revelada y pareciera como si
hubiéramos vivido juntos, a través de todas esas experiencias, con ese
objeto que estamos investigando. Toda esta información, no obstante,
nos envuelve con enorme rapidez en un momento, de manera que no tiene ni
comienzo ni fin. En el Mundo del Pensamiento todo es un gran AHORA, y
el tiempo no existe.
Por lo tanto, cuando queremos usar esta información arquetípica en
nuestro Mundo Físico, tenemos que desenredarla y arreglarla en orden
cronológico con comienzo y final, antes de que se haga inteligible para
seres que viven en un reino donde el tiempo es un factor principal.
Esta nueva adaptación es una tarea de lo más difícil, ya que todas las
palabras están creadas de acuerdo con las tres dimensiones del espacio y
la evanescente unidad de tiempo; asi qué, mucha de esa información
permanece inutilizable.
Mucha gente se conforma con que tenemos el derecho de pensar lo que
queremos, y que pensamientos malvados, si no son convertidos en acciones
malvadas, no son perjudiciales. Esto está lejos de la verdad, ya que
el poder de pensamientos malvados, igual que el poder de pensamientos
buenos y beneficiosos, es ciertamente grande. Durante el transcurso de
los siglos, por ejemplo, los malos pensamientos del hombre como el miedo
y el odio, se cristalizaron en lo que conocemos como bacilos. Los
bacilos de las enfermedades infecciosas son principalmente la expresión
del miedo y del odio y, por consiguiente, ellos son también vencidos por
la fuerza opuesta -- el valor. Si nos ponemos en contacto con una
persona infectada con una enfermedad contagiosa y estamos con miedo y
temblando, atraemos sin duda los microbios venenosos. Si, por otro
lado, nos acercamos a dicha persona con una actitud completamente audaz,
no nos afectará la infección; muy en especial si estamos impulsados por
el amor.
En el Sermón de la Montaña, Cristo-Jesús nos dice que "el hombre que
ha mirado con deseo a una mujer, en realidad ya cometió adulterio". Si
nos damos cuenta que "como un hombre piensa en su corazón, así es él",
tendremos un concepto mucho más claro de la vida, que si tomamos en
consideración sólo los hechos del hombre. Cada acto es el resultado de
un pensamiento previo, pero no necesariamente el pensamiento de la
persona cometiendo el acto.
Si un diapasón es golpeado y otro diapasón del mismo tono está en la
cercanía, el segundo va a sonar en concordancia con el primero. Del
mismo modo, si concebimos un pensamiento y otra persona en nuestra
cercanía ha estado pensando de la misma manera, nuestros pensamientos se
funden con la naturaleza del pensamiento.
Si formamos parte de un jurado y vemos el criminal, consideramos
solamente el hecho; no tenemos conocimiento del pensamiento que lo
impulsó. Si hemos estado en el hábito de pensar mal, pensamientos
malvados en contra de alguien, esos pensamientos pueden haber atraído al
criminal. Considerando el principio de que una solución saturada de
sal requiere solamente un cristal para hacerla solidificar, así mismo,
si un hombre tiene saturado su cerebro con pensamientos de asesinato, el
pensamiento de homicidio que emite otra persona puede resultar en ser
la última gota que hace rebasar la copa, destruyendo la última barrera
que hubiera evitado que el asesino cometiera su acto de maldad.
Por consiguiente, nuestros pensamientos son de una importancia mucho
mayor que nuestros actos. Si siempre pensamos bien, actuaremos siempre
bien. Nadie puede enviar pensamientos de amor a sus semejantes, o
proyectar como ayudarlos espiritualmente, mentalmente o físicamente, sin
poner esos pensamientos también en práctica. Si cultivamos tales
pensamientos, pronto encontraremos que la alegría se propagará alrededor
de nosotros; nos daremos cuenta que la gente nos recibirá con el mismo
espíritu que emitimos nosotros.
Así que, si vemos maldad y bajeza en la gente con que nos
encontramos, haríamos bien en averiguar si no somos nosotros mismos los
causantes que emanamos esa clase de acciones. El individuo que es
malvado y mezquino él mismo, irradia esos sentimientos y con quienquiera
que él se encuentre, le va a parecer malo, porque sus propios
pensamientos habrán causado algo con idéntico sonido para que vibre en
la otra persona.
Por otra parte, si cultivamos una actitud serena y pensamientos que
están libres de codicias y que son francamente honestos y serviciales,
extraemos lo mejor de las personas. Por consiguiente, tengamos presente
que no es hasta que hayamos cultivado las mejores cualidades en
nosotros mismos, que podemos esperar de encontrarlas en los demás. Por
eso somos de lo más responsables de nuestros pensamientos. Ciertamente
somos los guardianes de nuestros hermanos, porque tal como pensamos
cuando los encontramos, así aparecemos ante ellos y ellos reflejan
nuestra actitud. Si queremos conseguir ayuda para cultivar mejores
cualidades, busquemos la compañía de personas que ya son buenas, porque
su actutud mental nos será de gran ayuda para suscitar nuestras propias
cualidades más finas.
No siempre parece fácil quitarse una idea mala de la cabeza, y la
mayoría de nosotros no puede evitar encontrarse con gente o situaciones
que suscitan pensamientos negativos. Pero hay una simple manera de
descartar tales ideas no deseadas, sin tener que "combatirlas" en
absoluto.
Tanto la atracción como la aversión tienden a atraer un pensamiento o
una idea hacia nosotros. Además la fuerza del pensamiento que emitimos
para combatir pensamientos malos, los mantiene con vida y nos los trae a
la mente con más frecuencia, en la misma forma como el litigar puede
causar a una persona que aborrecemos a asecharnos por rencor. Por
consecuente, en vez de pelear, adoptemos la táctica de la indiferencia.
Si viramos la cabeza hacia otro lado al encontrarnos con una persona
que no nos agrada, pronto se cansará en seguirnos. A base de este mismo
principio, si nos apartamos con indiferencia cuando pensamientos malos
llegan a nuestra mente y la aplicamos a algo que es bueno y noble,
descubriremos en poco tiempo que estamos libres de malos pensamientos y
tenemos solamente los buenos que queremos atender.
De esta manera vemos cuán trascendental y poderoso el pensamiento
realmente es. Todas las cosas, sean para el bien o para el mal, pueden
ejecutarse con él. Ciertamente el poder del pensamiento es una de las
fuerzas más grandes conocidas por el hombre. Solamente cuando la
humanidad llega a comprender la verdadera naturaleza y el uso apropiado
de esta fuerza divina, puede liberarse de los grilletes del materialismo
y continuar por el sendero ascendente hasta convertirse en un Ser
Creativo consciente de sí mismo.
Extraido de: http://www.rosicrucian.com/foreign/framespa00.html
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