A continuación presentamos el extracto de uno de los capítulos del libro Iniciación Rosacruz, que expone qué es la iniciación desde la
perspectiva de esta escuela esotérica.
¿QUÉ ES LA INICIACIÓN?
Con
el término iniciación se suele hacer referencia al comienzo de algo, al que se
inicia en algo. Ya sea un oficio, deporte o cualquier otra actividad, siendo
normal pasar por ese proceso de aprendizaje básico al principiar en cualquier
actividad. Etimológicamente, iniciación proviene del latín intiare, que significa, como ya comentamos, comenzar y emprender,
pero también entrar. Así, desde la perspectiva de la que aquí tratamos, nos
referimos más bien al que entra, penetra. Siempre en relación a lo intimo, a lo
espiritual, a lo interno. Mas no se desecha el significado de iniciar,
comenzar, pues el candidato está realmente empezando en su camino espiritual
Paralelamente a la historia de las escuelas de misterios, tal como la hemos descrito, existe la de la Iniciación. Además, ésta ha evolucionado conforme a las necesidades del ser humano. El cual, ha ido configurando su anatomía biológica y oculta a lo largo de un proceso en el que incorporaba los elementos necesarios para la evolución de la conciencia.
La
Iniciación fue solamente posible a aquellos escogidos que iban adelantándose a
la mayoría, eran colocados en grupos y recibían instrucciones especiales, que
los clasificaban como líderes del resto de la humanidad, que seguía un
desenvolvimiento más lento. El método de agrupar a los más capaces tenía la
finalidad, también, de hacer posible producir entre ellos cuerpos más
sensibles, dentro de condiciones espirituales estrictas, con una alimentación
especial y otros hábitos enfocados a lograr dicha sensibilización.
Según
narra la tradición, en la más remota antigüedad los candidatos a la iniciación
sufrían una serie de pruebas severas, en las que gracias a un conjunto de
técnicas, así como a las capacidades de los sacerdotes que oficiaban las
ceremonias, producían unos cambios en su estructura anímica. Durante estas
complejas ceremonias, los oficiantes lograban separar del cuerpo denso del
candidato sus tres cuerpos sutiles, el vital, de deseos y su última
adquisición, la mente. Luego de separarlos, los conducían a los templos
internos, donde recibían instrucción e iniciaciones. Además, cuando se
encontraban viajando con su alma, eran guiados y conducidos por otros seres que
allí se encontraban. En algunos casos por sacerdotes que también viajaban con
su alma, así como maestros, encarnados o desencarnados, y en ocasiones por
seres angélicos cuya misión era la de guiar la evolución humana.
Bien,
lo importante y lo difícil de ese proceso iniciático no era el hecho de separar
el cuerpo denso del resto de cuerpos, sino volverlos a unir sin perjuicio o
deterioro físico o psicológico para el individuo. Esto era posible, además de
por las dotes y capacidades de los sacerdotes, por el hecho de que en esos
tiempos los cuerpos internos no estaban tan unidos al cuerpo denso.
Especialmente éste último y el vital no tenían una conexión tan fuerte como la
que mantienen en el ser humano actual. De hecho, un proceso iniciático similar
causaría graves consecuencia, probablemente irreversibles, en el sistema
nervioso de cualquier persona en la actualidad. Quizá los individuos de algunos
grupos tribales podrían soportarlo. De hecho, varios de los ritos iniciáticos
de tribus de la Amazonía y Oceanía van en una dirección parecida, aunque no
igual, pues, dicha configuración ya no se encuentra en el ser humano adulto
actual, salvo en los menores de nueve años.
La
iniciación representa un proceso de evolucionar más rápido que el de la mayoría
de la población, es un proceso activo, no pasivo. Es como coger un atajo para
llegar más rápido a una meta. Solo que este atajo es un camino más difícil que
el tradicional, pero que nos lleva antes a nuestro destino. Los ejercicios
ocultos serian como un entrenamiento que permitiría sortear los peligros y
dificultades de este atajo. Siguiendo este otro camino, se llega antes que los
que siguen el camino seguro. Esto nos permite, una vez llegados a la meta de la
autorrealización, volver atrás, para ayudar a otros a que tomen ese camino
alternativo, el de la Iniciación.
Sin
embargo, tenemos que recordar que la iniciación a la que hacemos referencia no
tiene relación con las ceremonias que algunas organizaciones dispensan a sus
miembros o futuros miembros. Éstas son un rito de paso, que produce algún tipo
de impacto en el que la recibe y le sirve para vincularse emocionalmente con el
grupo que se la realiza. La psicología académica y sobre todo la antropología
social han estudiado los ritos de paso e iniciaciones de diferentes grupos
humanos. Estos ritos de paso sirven a los individuos para marcar su madurez
psicobiológica, su relación con la sociedad en la que vive y/o acceder a algún
grupo o gremio. Es posible que muchos de estos ritos provengan de las
iniciaciones que en el pasado impartían las escuelas esotéricas, gremios o
religiones mistéricas. Pero hay que indicar que no tienen nada que ver con lo
que aquí se está hablando. Estas ceremonias tienen su utilidad en los ámbitos
descritos, y seguramente otros más, pero no representan para nada la Iniciación
que recibe el ser humano en los mundos internos.
Lo
aquí tratado es la Iniciación del alma, que se recibe por los méritos
obtenidos. Y ésta no se obtiene por pertenecer a una organización, pagar alguna
cantidad o por algún otro medio. Menos aún se dan en este mundo físico,
únicamente en los templos que las Escuelas de Misterios tienen en los mundos
internos. En ese lugar estamos, por así decirlo, desnudos. Nuestra realidad, lo
que somos, es evidente para los seres superiores que allí habitan. Por lo que
no otorgarán estas iniciaciones a quienes no las merecen.
Extraído
del libro: Iniciación Rosacruz. Más
información en: http://dsdeditions.blogspot.com.es/2017/09/normal-0-21-false-false-false-es-x-none.html