lunes, 29 de octubre de 2012

SEXUALIDAD SAGRADA


En nuestra cultura occidental, especialmente desde que la religión cristiana se hizo con el monopolio de las creencias, el sexo se demonizó asociándolo con lo negativo, lo pecaminoso, lo mundano y todo lo contrario a la espiritualidad o lo sagrado, y tan sólo se veía lícito su uso con fines procreativos. Sin embargo el pueblo practicó el sexo para satisfacer sus apetitos a pesar de las promesas condenatorias para quienes lo hicieran, asociándose a su práctica un sentimiento de pecado y de culpa que aun hoy arrastra nuestra sociedad.
 

En Oriente ocurría todo lo contrario, el sexo como cualquier otra actividad de la vida era experimentado de manera consciente, y el fruto de esa experiencia se dedicaba a acercarse más a la divinidad. Cualquier acto de la vida debía vivirse intensamente desde las prácticas religiosas, pasando por el trabajo, el ocio y cualquier actividad domestica, sacando de ellos toda la experiencia posible. No existía nada negativo, el único mal era no vivir con consciencia.


Pero en concreto el acto sexual se convirtió en toda una vía de misticismo, con complicados rituales. A este camino en la India se le llamó Tantra, que significa unión. Y ese es el objetivo de este camino, enlazar la materia con el espíritu, lo que está abajo con lo que está arriba, y en esa unión transformase en algo nuevo, de ahí que en la iconografía tántrica se encuentre plagada de referencias a la muerte y a su diosa Kali, pues la muerte es el paso necesario para un nuevo estado. Si bien el acto sexual tántrico se divide en dos tipos dependiendo de su objetivo. El primero el procreativo, aquel que tiene por fin perpetuar la especie. El segundo su objetivo es despertar las fuerzas creativas que cada ser humano tiene dormidas, que se denomina Kundalini y esta fuerza a su vez despierta los centros psíquicos o chacras. Si bien ambos tipos de relación se realizan de igual modo, con la misma carga emocional y de consciencia, pero su objetivo final no es el mismo.


El tantrismo tiene todo un protocolo preparatorio para las parejas que se iniciaban en sus prácticas. Lo primero era que el individuo conociera profundamente su cuerpo, y que desde luego no sintiera vergüenza o miedo de ninguna parte de él. Después pasaban a conocer el cuerpo de su pareja, las primeras semanas el conocimiento era sólo visual, y cuando el Gurú observaba que la pareja tenía la suficiente pureza de mente y alma comenzaban a tocar sus cuerpos, explorándolos, sintiendo la energía que circundaba por ambos. Se les enseñaba a sublimar sus impulsos sexuales, fundamentalmente con técnicas respiratorias y mantras, canalizando esa energía con el fin de desarrollar su alma. Después se pasaba al coito, este comenzaba de manera lenta, suave, viviendo cada movimiento, cada contacto. Luego se iban entrenando en diferentes posturas, cada una de ellas con un fin, como podía ser desde la curación de un órgano del cuerpo o el desarrollo de alguna faceta espiritual. Tras mucho tiempo de práctica, se producía el éxtasis, una percepción en la que se sentían ambos como un solo ser, y en el que experimentaban la conciencia divina. También aprovechaban la energía que se iba liberando para eliminar o transformar algún conflicto psicológico o problema ya fuera individual o común de la pareja. En esta forma de sexualidad la mujer pasa de ser un elemento activo, y en muchos casos es ella quien marca la pauta, el ritmo en la relación. Y lo más importante es que la búsqueda del éxtasis es común, los dos disfrutan de esta experiencia, eliminado el machismo que ha predominado en el sexo desde siempre.


Estas técnicas se practicaron desde hace milenios y se extendieron por el resto de oriente, en China se conocen como Alquimia Taoísta, especialmente enfocado a la salud y la prolongación de la vida. En el budismo tibetano se convirtió en todo un camino de iniciación esotérica, apreciándose cientos de imágenes de dioses, diosas y budas en posturas sexuales simbolizando diferentes grados de unión con la divinidad.

 
Pero también en occidente existió este saber sólo que oculto, reservado a los ojos inquisitivos de las religiones. Muchas veces su iconografía se puede encontrar en forma simbólica en las propias iglesias y catedrales. Pero sobre todo es en la tradición Alquímica donde podremos encontrar mayores referencias, en los grabados de varios tratados como el Mutus Liber o el Vidriarium Quimicum donde se pueden apreciar escenas semi-eróticas en las que al final se llega a la creación de un ser con ambos sexos como símbolo de la unión profunda de la pareja y de la realización final de la alquimia, la creación de una nueva sustancia, el elixir vitae o la piedra filosofal, aquélla que curaba las enfermedades y prolongaba la salud y la vida.
 
 
En occidente existen otras tradiciones donde encontramos principios similares a los tántricos, como en la tradición hebrea. Para ellos la sexualidad también es un medio de llegar a Dios, y cuentan con complicados rituales para la ejecución del acto sexual, de hecho un requisito básico para ser rabino es estar casado, como símbolo de que se trabaja con las fuerzas creadoras, estando así en contacto con la divinidad. También en el Islam, entre los sufies y derviches se considera el sexo como un camino hacia la experiencia divina.
 

A pesar que el cristianismo hizo su cruzada contra el sexo, primero entre el clero y luego hacia todos los creyentes, no fue así desde los albores de esta religión. Casi todos los evangelistas estaban casados, incluyendo a San Pedro, el primer Papa. Las prohibiciones al clero hacia el matrimonio aparecen a partir del año novecientos de nuestra era, antes de eso lo normal es que estuvieran casados, y de hecho es sólo el catolicismo quien obliga al celibato, el resto de congregaciones cristianas como la ortodoxa, la copta, etc., no lo hace. Pero si estudiamos la gnosis, rama esotérica del cristianismo de los primeros siglos de nuestra era, y sus evangelios como el de Tomas, Maria Magdalena o el de Felipe, podemos leer claramente como el sexo no es algo negativo, y el propio Jesús exhorta a su práctica con espíritu de pureza como un medio más para llegar al Padre.


A pesar de que en occidente lo referente a la sexualidad sagrada quedó en deposito de grupos de carácter esotérico, especialmente por las persecuciones y rechazo de que fue objeto, se tuvo que esperar hasta el siglo XX para que se tradujeran los textos clásicos del tantrismo y el taoísmo, teniendo desde el primer momento una aceptación notable en nuestra sociedad. Hoy son muy comunes en cualquier librería obras que aborden esta temática, e incluso se ha caído en que el mercado editorial aprovecha el tirón del tema para publicar libros sobre sexualidad que responden a cualquier argumento menos al tantrismo.


Quizá esta nueva forma de amar más sublime y espiritual nos ayude a erradicar los sentimientos de culpa e ignorancia en torno al sexo, y equilibrar el otro lado de la balanza ya que después de casi dos mil años de cruel represión se ha caído en el libertinaje irresponsable en el que se puede perder toda posibilidad de vivir una sexualidad al servicio del amor.


Extraido del libro CONCEPCIÓN, EMBARAZO Y PARTO A LA LUZ DEL OCULTISMO, Ed. Creación.

Más información en: http://www.editorialcreacion.com/concepcion-embarazo-y-parto-a-la-luz-del-ocultismo-p-60.html



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