Julio de 1911
El mes pasado empezamos a considerar los sacramentos, y era mi intención escribir sobre la "Comunión" este mes, pero resulta el asunto tan vasto que abarca en sí casi todo, desde el Génesis a la Revelación, así como de un número de aspectos fisiológicos tales como la química del alimento y de la sangre; de la atmósfera, etc. Además, está inseparablemente relacionado con la segunda venida de Cristo. Se necesita más tiempo del que puede dedicarse para que salga a tiempo en los comienzos del mes, y también por que alcanzará varias lecciones.
Por lo tanto, creía sería lo mejor no utilizar el asunto en cuestión hasta el mes que viene, y entre tanto he decidido darle a usted una lección tomada del nuevo libro "Los Misterios Rosacruces". Esta lección está en parte copiada del capitulo titulado "EI Misterio de la Luz, del Color y de la Consciencia". La encontrará usted de mucha importancia y muy instructiva.
Con referencia a la lección del pasado mes sobre "Bautismo", habrá usted observado que lejos de ser solamente una consecuencia del dogmatismo presuntuoso y arrogante, comúnmente atribuido a la iglesia, es el símbolo de un estado que de hecho existió en el pasado cuando la humanidad era realmente una hermandad. Es un hecho de la mayor significancia el de que hasta la época de Cristo la ley exigía ojo por ojo, y diente por diente; pero antes de empezar a predicar el evangelio del amor al prójimo y el perdón de nuestros enemigos, Él pasó a través de las Aguas del Bautismo, y allí recibió al Espíritu Universal, el cual suplantará al egoísmo que hoy impera.
Así Él quedó henchido de amor, y por esto mismo naturalmente irradiaba aquella cualidad, tan naturalmente como una estufa cargada de carbón encendido irradia calor. Por mucho que prediquemos a la estufa recordándola que su deber es el de calentar, si no la llenamos de carbón permanecerá fría. De igual modo podemos predicar a la humanidad que debemos ser hermanos y amarnos los unos a los otros, pero hasta tanto que nos pongamos afines con el infinito, no podremos amar al prójimo, al igual que la estufa vacía no da calor. Como Pablo dice: "Aunque hable con las lenguas de los hombres y de los Ángeles y no tengo amor, me convierto en un bronce que suena o en un címbalo."
El "Bautismo de agua" hace referencia a un estado pasado en el que éramos irresponsables como el niño que llevamos a la iglesia hoy día; pero el Bautismo del Espíritu es algo que aún está por venir para la mayoría de nosotros, y esto es por lo que nos estamos esforzándonos. Dediquemos nuestra, especial atención al capitulo 13, de la primera epístola los Corintios, durante el mes que viene. Esforcémonos en practicar en nuestras vidas diarias, por lo menos una de las virtudes que, según dice Pablo, conducen a la iluminación, para que pronto podamos ver cara a cara las bellezas de los sacramentos y que ahora vemos a través de un cristal obscurecido.
Extraido del libro Cartas Rosacruces de Max Heindel
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