El Asia Central fue la patria de las razas arias,
descendientes de los semitas originales. De éstos partieron todas ellas. Es
innecesario describirlas aquí, pues las investigaciones históricas han revelado
suficientemente sus principales rasgos. En la época presente (la quinta o
Aria), el hombre conoció el uso del fuego y de otras fuerzas, cuyo divino
origen se le ocultó intencionalmente, a fin de que pudiera emplearlo libremente
para los más elevados propósitos de su propio desenvolvimiento. Por lo tanto
tenemos en la actual época dos clases: La una que mira a la Tierra y al hombre
como siendo de origen divino; la otra que ve todas las cosas desde un punto de
vista puramente utilitario. Los más avanzados de nuestra humanidad obtuvieron
al principio de la Época Aria las Iniciaciones superiores, para que pudieran
ocupar el lugar de los Mensajeros de Dios, o sean los Señores de Venus. Tales
Iniciados humanos fueron desde ese tiempo los únicos mediadores entre el hombre
y Dios. Aunque no aparezcan públicamente ni muestren signos o maravillas, son,
sin embargo, los Guías y Maestros. El hombre quedó en completa libertad de
buscarlos o no, según deseara. Al final de nuestra Época actual el más elevado
Iniciado aparecerá públicamente, cuando un número suficiente de humanidad
ordinaria lo desee, y nos someteremos voluntariamente a ese Guía. Se formará
así, entonces, el núcleo para la última raza que aparecerá al principio de la
Sexta Época. Después de aquel momento, las razas y naciones cesarán de existir.
La humanidad formará entonces una Fraternidad Espiritual como antes del fin de
la Época Lemúrica. Los nombres de las razas que han aparecido sobre la Tierra,
durante la Quinta Época hasta ahora, son los siguientes:
1.- La Aria, que fue
hacia el sur de la India.
2.- La Babilonio-Asirio-Caldea.
3.- La
Perso-Greco-Latina.
4.- La Céltica.
5.- La Teutónico-Anglo-Sajona (a la que
pertenecemos)
De la mezcla de las diferentes nacionalidades que actualmente
tiene lugar en los Estados Unidos, vendrá la “simiente” para la última raza, al
comenzar la Sexta Época. Dos razas más se desarrollarán en nuestra Época
actual, siendo una de ellas la Eslava. Cuando en el transcurso de centenares de
años, el Sol (debido a la precesión de los equinoccios) haya entrado en el
signo de Acuario, el pueblo ruso y las razas eslavas en general alcanzarán un
grado de desarrollo espiritual que los llevará mucho más allá de su condición
actual. La música será el factor principal para llevarlo a cabo, porque en alas
de la música el alma, que es por ella afectada, puede volar hasta el mismo
Trono de Dios, adonde no puede llegar el intelecto. El desarrollo obtenido de
esa manera no es, sin embargo, permanente, por ser unilateral y no estar, por
lo tanto, en armonía con la ley de la evolución, la que exige que, para que el
desenvolvimiento sea permanente, debe ser equilibrado; o en otras palabras, que
la espiritualidad debe evolucionar a través, o por lo menos igualmente, con el
intelecto. Por esta razón la civilización eslava será de vida corta, pero será
grande y feliz mientras dure, porque ha nacido del dolor y de sufrimiento sin
cuento, y la ley de Consecuencia le llevará lo contrario a su debido tiempo. De
los eslavos descenderá un pueblo que formará la última de las siete razas de la
Época Aria; y del pueblo de los Estados Unidos descenderá la última de todas
las razas de este esquema evolutivo, que comenzará su curso al principio de la
Sexta Época.
Extraido del libro Concepto Rosacruz del Cosmos, de Max Heindel.